MENTIRAS
Si nos
preguntáramos si la pobreza actual de los países está sólo originada en lo
económico, ¿Qué contestaríamos? ¿Es una causa o una consecuencia? ¿Cuál es la
causa de tanta pobreza, (o si aún no la hemos aceptado), de tanto subdesarrollo
o atraso económico? ¿Podríamos decir que es la falta de recursos físicos,
intelectuales, tecnológicos, de capital, humana, etc.?, o ¿acaso será la falta
de un esclarecimiento psicológico de los hechos reales? Si en esta última
pregunta se hallara el meollo del problema, surgiría como consecuencia que hace
falta una cultura psicológica que, como ciencia sea capaz de develar las
mentiras y de crearlas condiciones para la convivencia. Para aportar elementos
críticos, analicemos aquí las distintas mentiras que se dan como excusa pero
que no logran resistir pruebas y oposiciones. Se dice por ejemplo, que la
pobreza es causada por la falta de capital. Pero la abundancia de capital no
demuestra ser garantía para superar la pobreza. ¿Qué pasa con países
privilegiados, donde el petróleo brota como agua de manantial generando
abundantes recursos? Esos países están situados en distintas regiones del
mundo, ¿qué vistas de futuro tienen? ¿Cómo viven y crecen sus pueblos? ¿Han
vencido esa inercia estática que los lleva a padecer la pobreza y la mentira
psicológica como cultura? El afianzamiento de la pobreza (en cualquier país o
región en que se dé), señala el nivel de vida de su población, que será más
bajo cuanto sea más bajo su estancamiento de su conciencia psicológica y
cultural. Si homologáramos la riqueza en petróleo de esos países con la riqueza
agronómica, minera y energética Argentina, por ejemplo, ¿no se probaría que se
encuentra en la misma situación?
La superpoblación también se usa
como justificativo de la pobreza. ¿Quién debemos decir que es más pobre, según
este concepto: el continente africano o el europeo? La alta densidad
poblacional puede ser un estímulo para la productividad y la integración, así
lo demostraría un simple análisis de la geografía mundial actual. La baja
densidad demográfica es otra de las razones que se esgrimen para justificar la
pobreza. Sin embargo tenemos ejemplos en el mundo de países no más privilegiados
por la naturaleza que muchos países pobres, como Canadá, Australia o Sudáfrica,
donde la población reducida no ha impedido su desarrollo. Si agregarnos que
algunos países pobres como Argentina, fueron ricos en el concierto
internacional hace pocas décadas, con un cuarto de los habitantes que tienen
hoy, concluiremos que la subpoblación, no es necesariamente causal de pobreza.
Se dice también que si un país es pobre por la escasez de sus recursos
naturales como los hídricos, mineros, agronómicos, etc., esa escasez hace que
el producto sea más costoso y su producción insuficiente. ¿Japón, es entonces
un país pobre? ¿La miseria extrema de la geografía japonesa, no se menciona
acaso sólo por ser un país cada vez más rico? ¿No describe lo mismo Taiwán?
¿Éste también es pobre? ¿Qué explicaciones se deben dar de Corea del Sur o de
Israel? ¿Sus riquezas se deben a sus bosques, a su minería o a su fertilidad? Veamos también
otras mentiras que se dicen como justificación e influyen negativamente: la
raza, el clima y el adiestramiento. ¿No es gran parte de Latinoamérica una gran
afluencia de razas venidas de países que componen el mundo de los países hoy
desarrollados? ¿No están los países pobres situados dentro de una gran
diversidad climática? ¿No son los países pobres los que exportan mano de obra
especializada y profesionales que les cuestan mucho dinero y luego emigran
hacia los países
ricos?
Innumerables justificaciones y mentiras se escuchan y difunden en cuanto a los desaciertos políticos. Por
ejemplo, se dice que el déficit estatal es una causal, y vemos países que se
puede decir, son potencias; como EE.UU., que tienen un gran déficit que
financian con una gran deuda interna y externa.
¿Qué es más importante?, ¿que
las empresas sean del Estado? ¿Privadas?, ¿o que sean eficientes, honestas y
productivas? La cuestión de base pasa por la honestidad, el sentido de servicio
y los precios competitivos. Siendo que las ganancias resultan de un tributo que el público consumidor otorga a las empresas privadas, así
como los ingresos estatales surgen de tributos y tasas impositivas; ¿ello no
hace que las pérdidas, el derroche y la -ineficiencia en las empresas privadas
sean tan graves como lo son en lo gubernamental? ¿Estas observaciones, son
advertidas? Estas mentiras van formando nuestras culturas. ¿Advertimos que cada
dirigente, empresario privado es elegido y sostenido a través de sus ganancias
posibilitadas por el público consumidor? ¿O, como así también que los
dirigentes estatales son elegidos por el "soberano" que a la vez los
sostiene mediante las tasas e impuestos que pagan los pueblos? Cuando se dice que no es
posible un crecimiento económico con burocracia y corrupción, vemos que desde
el hombre primitivo, hubo corruptos y corrupción y que la burocracia surge como
un medio de controlar la deshonestidad y los abusos en una administración
formal que no advierte las mentiras psicológicas. Esta situación está vigente
en casi todo el mundo. Aún en el mundo desarrollado, donde la psicología
popular tiene fuertes resabios inconscientes de la guerra y la miseria extrema
que ésta produjo, dando lugar a conductas de alta previsión económica. ¿Es ésta
la cultura a la que debemos aspirar? ¿Una psicología y una cultura de miedo, de
especulación, de explotación ideológica, de culto a la seguridad, a la
explotación económica, al sometimiento y la falta de solidaridad? ¿O la
psicología debe fundarse en una observación objetiva, que surja de una
respuesta al reto real de la vida y su geografía? La miseria económica por lo
tanto, es posible de superar con algunas carencias morales, como lo vemos en
muchos países. Pero ellos quedan vacíos del contenido profundo de la vida,
inseguros, tenebrosos y raciales; situación que manifiestan en su exagerada
defensa militar y económica. ¿Es éste el crecimiento que debemos emular? Esto
sólo sería propender a una conducta psicológica economicista excluyente de los
valores fundamentales.
Muchos de esos países
crecidos, exportan ideologías de privatización, cuando ellos mismos no las
practican. Algunos someten la propia producción a privilegios, cuando
simultáneamente hablan de libertad de comercio, mercado y división estratégica
del trabajo y de los recursos comparativos. ¿Estas no son solo mentiras de una
psicología de conveniencia? Es así como la Argentina, por ejemplo, les rinde
culto, mientras la gran comunidad de los países crecidos, aducen razones de
defensa y estrategia para sostener su producción granaría,
"colonizar" y justificar psicológicamente la política de sometimiento
tecnológico y comercial. ¿Estas actitudes psicológicas indican inteligencia?,
¿Aseguran la paz y la prosperidad sin distinciones geográficas y económicas?
¿Este es el ejemplo que imitamos o las tendencias psicologías que debemos
obedecer? ¿Esto contribuye a una convivencia cuerda entre países y ayuda al
desarme? Por el contrario, parece ser que solo falta quien arroje la primera
piedra para romper la unión o el equilibrio del desorden y la confusión en las
relaciones internacionales. No obstante, los países pobres esperan, ilusamente,
evadiéndose del presente y de los recursos que esos mismos países tienen a mano
para Su propia redención. Cuando la unión está basada solo en el poder, la
obligación, o la miseria, cada vez es más costoso conseguirla.
Los ideólogos nos dicen que hacer,
desde distintas vertientes psicológicas, y vamos así, constantemente,
desuniéndonos tras diferentes líderes y tendencias, sin darnos cuenta de sus
mentiras ni diferenciarlas dé Sus verdades. A la vez, nos alejamos cada vez más
de los
hechos, del pragma y la
praxis, que darán las respuestas objetivas. Cada vez más nos sometemos a
explicaciones e intelectualismos de erudición, que contradicen y limitan
nuestra acción. Estos, al estar Constituidos por mentiras psicológicas,
repercuten negativamente en toda la cultura. Ello lo vemos a través de las
consecuencias: pobreza extrema, material espiritual y cultural. Aquellos que
aparecen como "defensores del pueblo", apasionados y sensibilizados
muy especialmente por los pobres y trabajadores, no parecen reparar en la
peligrosidad del poder económico cuando hay pobreza psicológica. Estar frente a
los que aspiran sólo a una riqueza económica, es
lo mismo que "estar frente a un mono con navaja". Cuando la miseria
resiente los intereses de quienes generalmente la provocan, surgen las mentiras psicológicas
economicistas que lindan con la superstición y se dice por ejemplo: "Es la abundancia del
dinero y sus secuelas económicas la causante". Se arbitran entonces medidas de austeridad y
restricción del ingreso, lo cual reduce el consumo y la producción de bienes y
servicios, indispensables para satisfacer las necesidades y el desarrollo de las
personas. ¿Éstas hechicerías, no son las que afectan a las grandes mayorías y
terminan provocando una gran recesión económica? También se miente, afirmando
que controlar el circulante de dinero por disminución de los ingresos de los
trabajadores, controlará la inflación. Si se analiza la historia, veremos que
ésta es una mentira más. Estas políticas, aplicadas en la posguerra, lo
confirman. Veamos: un estudio realizado por FIEL de Argentina, dice, en cifras
que lo extraído al ingreso de los trabajadores entre el '83 y el '89, llega a
cubrir las tres cuartas partes de la deuda externa, y ella no ha sido reducida, sino que por
el contrario, se incrementó en un tercio, cuando la inflación que soportó el país
en ese período fue la más alta que se recuerda en toda su historia. Es decir que la restricción en el
ingreso para el consumo de bienes y servicios por parte de la población,
no disminuye
necesariamente la inflación, pero necesariamente aumenta In pobreza y In
desocupación Como estos, hay en el mundo, infinidad de ejemplos de políticas ejecutadas
por líderes prestigiosos que perpetúan las mentiras psicológicas que lleva a
sus países a la pobreza. En cambio está demostrado que el equilibrio entre producción y consumo no produce inflación
alguna. Y esto no es una mentira. Como surge de lo expresado, son muchos los
ejemplos en el mundo de países pobres que tienen los mismos recursos o
carencias de capital, físicos, políticos, climáticos, hídricos, geológicos, de
densidad poblacional, etc., de otros que no lo son. Esto nos da la pauta de que
esas carencias no afectan necesariamente al crecimiento de los países. La
relación entre las riquezas naturales y el crecimiento económico, no son
directas. Pero el crecimiento económico si, tiene una relación directa con las
riquezas tecnológicas, que, combinadas con una adecuada psicología (aún en una
gran carencia de recursos materiales), se potencian geométricamente. Sin
embargo, el discurso más corriente que se escucha en cada uno de los países
pobres del mundo, hace hincapié en las carencias materiales para justificar la
miseria que los asuela. Sólo se declama aplicando un comportamiento de pseudo
erudición intelectual ególatra, pero no se construye; sólo se construyen
mentiras psicológicas declamatorias. Estas manifestaciones dan una clara imagen
de la presencia de una cultura fragmentaria, que antepone lo vistoso a lo útil,
sin tener en cuenta las instrumentaciones hacia las acciones prácticas que son
necesarias e impostergables. La psicología debiera formular respuestas útiles,
teniendo muy en cuenta que la pobreza, tanto psicológica como económica, es un
flagelo (el peor), que atenta contra la humanidad entera y no sólo contra los países que la padecen
particularmente. Atenta también contra la defensa nacional y la seguridad internacional. Todo esto es consecuencia de la
falta de una psicología capaz de desbastar las múltiples mentiras y llegar así científicamente a la verdad. Ésta, bien podría
llamarse psicología científica de la mentira.
Sobraría decir que la psicología no es la única c incondicional solución,
pero debe ser tomada como el alma que Pos ilumine y nos guíe hacia la superación de la emergencia y el crecimiento general. La pobreza, es Una integración de
factores estrechamente ligados entre sí y las soluciones que se instrumenten, deben ser un todo orgánico en lo psicológico, sin creer que la solución de algunos factores cambia
el todo. No suponer, por ejemplo, como se ha hecho alguna vez, que logrado el resurgimiento dé la democracia en Sudamérica, todo se resolverá y sus pueblos podrán comer,
curarse y educarse. No será con planteos teóricos y mentiras psicológicas que tendremos las condiciones a
favor. El Suministro de recursos técnicos para superar la improductividad, es
sólo un factor más a incorporar y el crecimiento depende mucho del uso que se les dé. Asimismo de la capacidad psicológica del medio para asimilarlos.
Los aportes objetivos de algunos
intelectuales, técnicos y científicos, en los países pobres son sólo simples
proyectos que no hallan apoyo, crítica, consenso, estímulo ni ejecución. Pero
ésta es la cultura más visible de las mayorías, así hemos sido y somos
educados; no como una nueva generación, sino como una continuación de los
viejos "valores humanos".
Se habla mucho de la juventud y de las
nuevas generaciones, pero no permitimos que ellas se gesten. Esto no es válido
sólo para los pueblos pobres. Ese viejo carcelero llamado cínicamente
educación, sólo consigue perpetuar la adaptación y el acostumbramiento a la
peor cárcel, la de la miseria psicológica. La misma que, desde hace miles de
años, somete a pobres y ricos, grandes y chicos, a través del miedo, la
sensualidad, la confusión, la explotación, los símbolos, las imágenes, la
miseria económica y las guerras. ¿Prueba esa misma educación, ser útil, buena,
o al menos justificar el tiempo y el dinero que en ella se invierte? No por
falta de doctores en el gobierno, somos incapaces de superar la pobreza, ni por
falta de científicos y técnicos se han sumergido tecnológicamente tantos
países. Esta misma educación y esa misma psicología, que dan lugar a una
cultura que demanda cada vez más abogados, leyes, militares, policías y
controles administrativos, provocando restricciones individuales a costos cada
vez mayores, ¿puede estar acertada? Evidentemente no. ¡Pero ésta,
lamentablemente, es la única educación que pueden obtener nuestros hijos! ¡No
hay otra escuela! Y como es necesario que ellos reciban los ingredientes
básicos de, la Interpretación científica y práctica, deben asistir n ella
sometiéndose a las mentiras psicológicas que se les imbuye, al precio de que,
la necesaria w instrucción, se contamine con esa mal llamada educación. Los
colegios privados por caros que Sean, están en la misma o peor situación. Pero
ésta es la realidad hasta hoy, y desde esa realidad, debemos abordar las
respuestas. No desde las fantasías y artificios que se escuchan por doquier
como explicaciones y soluciones evasivas, fraccionadas, fraccionarias y
mentirosas. Sería preferible que liberemos o desviemos nuestras mentiras y
exposiciones doctorales hacia cosas menos importantes. No decir por ejemplo: ¡Quiero
a mis alumnos! o ¡a mis hijos!, cuando se admite que deben ser torturados,
angustiados desperdiciado su tiempo y arruinado su carácter sin nada hacer como
respuesta. Puesto que Se entiende que si un padre quiere a sus hijos
inteligentemente, es que quiere a todos los hijos del mundo, y participa dando
consecuentemente, respuestas integradoras para combatir esta aberración. Este
concepto es válido para los educadores para los padres, para los gobiernos y
empresas. Enmendar esta inacción y estas mentiras, promoverá una educación que
no será sólo del conocimiento, que es una parte de la mente, sino de toda la
mente. Las verdades psicológicas promoverán un sentir hondo y claro, integrado
ordenadamente con lo físico, lo indispensable y lo fundamental del individuo,
la familia, la educación, la instrucción, la sociedad y el trabajo. Esto dará
el sentido crítico y de satisfacciones que traen consigo, tanto el aprender
como el enseñar, gobernar, trabajar o convivir. Estos beneficios no se obtienen
con coacciones, autoritarismos ni prefabricaciones estereotipadas, tan erradas
como artificiales, inútiles y extemporáneas, que los chicos y aún los grandes y
los trabajadores no contaminados (que deben aprender las nuevas técnicas
laborales), reciben, sin interés y con fastidio, como un castigo u obligación.
Tampoco se pretende la libertad absoluta para ellos, pues es necesario el orden
que implica el ejercicio de la libertad. La psicología, que como ciencia debe
desbastar la mentira, ayudará a ver, por oposición, la verdad, y a tomar
conciencia de la realidad.
Los cambios en los individuos, en el
trabajo, en la familia y en la educación, lo mismo que los cambios en la
política, para que sirvan, deben desenvolverse desde un relevamiento de la
realidad económica y cultural con el aporte del análisis psicológico de la
mentira. Esos cambios deben comprender también a los chicos, sin creer a priori
que éstos son buenos. Ellos representan nuestro futuro inmediato, a la vez que
son el resultado de nuestro propio tiempo presente y pasado y no es fácil, aún
en situaciones ideales, cambiarlos total y rápidamente. Sólo es posible hacerlo
en forma paulatina y conjuntamente con los cambios indispensables en la
política, la economía, la ciencia, la sociedad, la familia, los medios de comunicación,
etcétera, que deben liberarse de las mentiras psicológicas. Se proyectará así
una auténtica cultura en una nueva generación. Hay opiniones falaces, o al
menos demasiado optimistas, que dicen que sólo cambiando la educación se abrirá
un ángulo de proyección infinita de cambios benéficos hacia todos y todo. Esto
es un entusiasmo absolutista y una mentira rotunda. Es ingenuo pensar en una
educación ideal, para una familia, una sociedad, un gobierno y un trabajo que
no lo son. El contenido, origen y fin de la educación, requiere evidentemente
una toma de conciencia medular y crítica que arranque de raíz toda ingenuidad
tilinga. Esta no ayuda a comprender un medio que padece de vicios y
enajenaciones psicológicas manifiestas en lo práctico y en lo espiritual,
muchas veces difíciles de ser asimiladas por las nuevas generaciones. Si como
por un milagro o genialidad, se obtuviera un sistema de educación tan eficiente
que fuera capaz de producir seres ideales, sólo les provocaríamos serios problemas
futuros, puesto que todo anticipo en el tiempo es una desubicación y una
contradicción histórica a la vez. La finalidad de la educación, es cultivar
cualidades y aptitudes psicológicas, que permitan (además de sacarnos de la
pobreza económica) que nos desenvolvamos con la máxima eficiencia en la
expresión de una vida real, (sea esta realidad satisfactoria o no), y no de una
vida ideal y por lo tanto mentirosa. También existen posiciones que delegan
toda responsabilidad de cambios trascendentales a las instituciones, cuando
éstas son solamente el resultado de In psicología mentirosa de In educación y
las culturas viejas expresadas en el individuo medio.
MENTIRAS PSICOLOGICAS, TRABAJOS Y
NECESIDADES:
Para satisfacer las
necesidades llamadas superiores y aprender esa dicha, se hace indispensable
superar previamente la emergencia moral y psicológica. El sólo hecho de tener
una economía floreciente no nos conducirá necesariamente a satisfacerlas, por
el contrario, es posible que nos degrade. Si sólo de ganancias económicas se
tratara, ¿no deberíamos ganar dinero allí donde más rinden nuestras energías y
hacerlo a través de la especulación financiera, el ardid, la estafa, el tráfico
de menores, armas, drogas, el agio, la manipulación del trabajo ajeno, etc.? ¿O
es que hemos sublimado tanto el bien, que nuestras inmoralidades y nuestras
mentiras son explicadas y justificadas sublimemente para los demás y aún para
nosotros mismos? Mientras nuestros preceptos morales sigan siendo una
manifestación de los miedos e inseguridades económicas y psicológicas, no
obtendremos claridad y orden en los pensamientos y en la acción. Así el sentir
y todo intento educativo, ético, religioso, político y filosófico, no tendrán sentido.
Antes hay que saber lo que no sabemos que somos.
Es sabido que nuestras principales
características intrínsecas como seres humanos, son las potencias para
superarnos en las emergencias, crecer y enmendarnos, aprehendiendo y buscando
una armonía interior y exterior que nos conduzca a la felicidad. Pero no
llegaríamos a ella, sin las profundas desazones y desasosiegos que nos imponen
las necesidades y las respuestas. Éstas, están en una confrontación permanente
que da Sentido a la vida misma y su evolución. Las necesidades
provocan dos reacciones complementarias y opuestas a la vez, que son:
la demanda y la oferta.
Representan a la demanda, las necesidades humanas, las aspiraciones que
promueven desazones y a veces frustraciones, si no conllevan el bienestar y la
dicha. La oferta y las oportunidades se encuentran casi siempre en el exterior,
e imponen obligaciones, valores, condiciones psicológicas y. precios que limitan las posibilidades.
Todo ello a cambio de satisfacer las necesidades total o parcialmente, en
condiciones siempre fluctuantes. La oferta y la demanda, nos convocan e
incorporan al juego de vivir, trabajar y aprender, con instrumentos que van
cambiando e invitando a crear constantemente nuevas estrategias. A veces las condiciones
son favorables y otras veces son adversas. En estas circunstancias, se origina una dialéctica y una partida que si no la jugamos con
todo, un buen estado y con valor, la perdemos y somos sometidos psicológicamente
hasta el extremo de ser humillados y dominados por la miseria y la mentira.
¡Cómo evitar esto! Es indispensable saber cuáles son nuestras necesidades primero, y luego cuáles
son nuestras limitaciones y posibilidades. En sus albores embrionarios, el
hombre no sabía trabajar. Mucho menos en lo que se refería a productividad y
eficacia. De haberlo sabido hacer, se habría ahorrado miles de años de terror. El hombre sapiente no fue mucho más que un mono
sin amaestrar, destructivo y brutal. Esto fue tan así, que debió soportar ese
desmedido tiempo para aprender a hacer más suyo el medio externo. El hombre
primitivo ha sido brutalmente atacado por la naturaleza externa. Es
contradictorio esperar que el mundo externo laboral de hoy, sea de cuerdo, si
su mundo interno sigue padeciendo profundos
conflictos, que siempre están originados en mentiras subconscientes
psicológicamente. Veamos por ejemplo: la
división del trabajo trajo aparejada una gran división en el empleo. Y la
pluralidad de bienes producidos, trajo la moneda como medio de cuantificar la
distribución y permitir un más fluido intercambio comercial. Asimismo, una
administración más ajustada, que nos negamos a aceptar racional y
psicológicamente. Nuestras apetencias no coinciden con las cantidades reales
que producimos y percibimos y por ello debemos enfrentarnos con la psicología,
la moral y la economía. ¿Cuáles son entonces las razones, la vehemencia, el
ardor o las fuerzas de que el hombre dispone
para superar semejante problemática? Por cierto, infinitas. Se hace imperioso
por lo tanto el análisis crítico de nuestras mentiras psicológicas para poder
determinar pautas e instrumentos veraces. Es decir, es necesario saber con
anticipación, si lo que nos empuja es la reivindicación, la afirmación, las
compulsiones, las mentiras o los hechos reales. De lo contrario, es inútil o
lento todo propósito de enmienda y superación de la pobreza. Los animales viven
de la simple depredación. El hombre trabaja para adaptar el medio, algunas
veces para destruirlo y otras para utilizarlo, aunque no siempre eficazmente.
Algunos países producen 10 y hasta 50 veces más trigo que
otros en igual superficie. Los cultivos naturales no son adecuados ni
suficientes para cubrir las necesidades del hombre. Menos tras su actual
crecimiento demográfico. Es por ello que las producciones agropecuarias ya no
son naturales, pues requieren de la incorporación de
tecnología. Si se dejara la producción librada a la naturaleza, volveríamos al
primitivismo y a la limitación extrema, en pocos años y a los peligros para la salud que ello
implica. Nos someteríamos a padecer hambre y enfermedades que harían morir de
inanición al 70 % u 80 % de la población
mundial. La naturaleza pura, es inadecuada para el hombre. Cada vez más, el
trabajo hecho con la ayuda de las ciencias, demuestra como la naturaleza pura
es severa y despiadada. Lo ha sido en la historia y mucho más
en la prehistoria. La naturaleza pura, solo nos da una. Supervivencia
insuficiente, insegura y tortuosa. Por eso gran parte de nuestras necesidades, ha tenido que ser satisfecha en forma
artificial. Si dejáramos de trabajar la tierra, los granos mejorados por el hombre desaparecerían de su
faz en pocos años, ganados por otras vegetaciones más resistentes y adaptables a la naturaleza pura,
pero que no satisfarían los requerimientos del consumo humano. Pero
últimamente nos están invadiendo algunas ideologías mentirosas que se disfrazan de ecologistas, desconocen la
realidad, no dan respuestas útiles y sólo consiguen
dividirnos. Quienes las sostienen como estandarte, se olvidan que la peor contaminación es la pobreza, que no sólo es
acompañada por el hambre y la enfermedad, sino generalmente, también por la
incultura. La alimentación del hombre ya no proviene de recoger los frutos y animales que la
tierra ofrece, puesto que no sólo los ha mejorado, sino que los ha adaptado a sus necesidades no naturales. Así se ha
creado otras, como automóviles, medicamentos,
etcétera, que otros animales no se procuran artificialmente. Es debido a su creatividad en el trabajo que el hombre se
alimenta biológica y espiritualmente. Somos
extraños seres para este planeta. Sin garras, colmillos, veneno, ni instinto suficiente para la conservación y la
defensa. Sin cuero u otra protección para las inclemencias (amén de las inclemencias psicológicas y los límites
impuestos por la sociedad), debemos vestirnos para adecuarnos al clima. Somos los
únicos en el reino t animal, (además de las víboras), que consumen por sí mismos leche de
otros animales en la adultez. Rarezas interminables para incluir aquí. Nuestras
rarezas también son por la risa, la voluntad, el afecto, el trabajo y la
posibilidad de tomar consciencia de nosotros mismos; afectos y consciencia que
sólo una revolución psicológica podrá acrecentar. Estas dos últimas
características parecen ser las más relevantes. El hecho de conocer, reparar,
observar y darse cuenta de sí en todos sus actos y movimientos, aún en los más
íntimos, permite aseverar que el hombre será merecedor de las mayores
satisfacciones espirituales: si aumenta los niveles de conciencia. Esta
revolución; aplicada al trabajo juntamente con las ciencias físicas y
experimentales, llevará a la humanidad hacia un comportamiento laboral, donde
cada vez más el trabajo participará de las manifestaciones espirituales. La
naturaleza pura no nos da árboles cuyos frutos sean panes, televisores o
automotores, pero la materia prima de estos exóticos artificios proviene de la
tierra, es decir, desde lo primario. Esta es la naturaleza y ésta es nuestra situación.
No es lo que queremos o lo que creemos que debería ser. Ello es un hecho
patéticamente así y sólo los hechos son siempre indiscutibles. Sólo el espíritu
del hombre, su combatividad, In observación profunda de sí mismo y de la
naturaleza tal cual es, serán los vehículos que nos permitan transitar por la
abundancia y tal vez incursionar por la más alejada de las galaxias. Pero esto
sólo lo lograremos trabajando. ¿El hombre desarrollarla su capacidad creadora,
su libertad, su afecto, su inteligencia y su poder, si no fuera porque sus
necesidades están en total desacuerdo con este planeta? Estos desafíos serán su
gloria. Ganar esa batalla lo aproximará a la o las entidades que rige los
destinos del "todo". Podría así afirmarse sin eufemismos ni soberbia,
que es al mismo Dios, si aceptamos que existe, al que nos aproximaremos
llegando en nuestro vehículo de adaptación y entrega: el trabajo. Cada vez más
las ciencias experimentales preparan mejor el trabajo y cada vez más las
ciencias humanísticas tratan de hacerlo más grato y placentero. Es por ello que
las empresas y los estados que no lo hacen así, se relegan. El conjunto de
estas actividades, conforma el orden estructural evolutivo de la cultura, para
satisfacer nuestras necesidades. En un futuro no tan lejano, gracias a las
nuevas formas de trabajo, la economía dejará de ocuparse en el análisis de lo
escaso, para dedicarse al análisis de la abundancia. Esto nos dará la libertad
de acceder a la espiritualidad. La libertad implica un orden, que sólo la individualidad
psicológicamente inteligente podrá asumir cuando el hombre tome total
conciencia de sí. Esto también implica que el hombre está más allá de la
elección y la democracia, la que pueden mejorarse y hasta substituirse con un
trabajo más placentero, menos autoritario y más tácito. Así lo empezamos a ver
a través del mundo de las organizaciones intermedias. Ellas están creciendo más
y más en forma de posiciones de gran magnitud que no parecen advertidas. Estas
organizaciones tampoco parecen advertir su grado de participación. Ello
demuestra que se van superando dos factores detractores: el ego de los
políticos y los objetivos de lucro y codicia desmedida y alienante en algunas
empresas en sus personas y personalidades.
Una demostración
objetiva de la importancia de un orden de
prioridades en la Satisfacción de las necesidades, lo da el hecho de que las
organizaciones intermedias, son más fuertes y abundantes, allí donde
contradictoriamente, menos se las reclama. Son manifestaciones y formaciones
espontáneas que se dan en el medio, como producto de la evolución hacia la
actividad terciaria. Sólo cuando se superó aquel nivel de vida donde los
menores de doce años tenían que trabajar por menos de un kilogramo de pan
diario, fue posible que la asistencia escolar no fuera un privilegio, sino un
derecho a la vez que un deber. Aspiraciones estas muy declamadas pero
imposibles de practicar frente a una patética realidad. No sólo por la
perversión y explotación, sino porque esas eran las condiciones de la productividad
del trabajo. Éstas no han cambiado gracias al ego y las supersticiones, sino
gracias a la devoción, vehemencia y abnegación de los trabajadores científicos y
tecnólogos.
Los conflictos que plantea la humanidad ¿son
originados por un proyecto natural de perfección y crecimiento del individuo?
¿Por una falta de educación adecuada? ¿Por falta -de respuesta a sus necesidades externas e
internas? ¿Por falta de una psicología que, como ciencia muestre lo real y lo
mentiroso? ¿Por la falta de oportunidades cualitativas y cuantitativas de
trabajo? ¿O es que las preguntas se conllevan? A mi entender la evolución
sicológica del hombre (antes que de la sociedad, por ser aquel la unidad
elemental de ésta), le traerá la paz, la felicidad y la armonía, y como
consecuencia de ello traerá bienestar Social a los pueblos. Lo logrará tanto o
más rápidamente, cuanto más rápido se operen los cambios de modos y medios de
vida para optimizar las respuestas a sus necesidades. Incluyendo en ellas el trabajo,
la educación y la conciencia de sí, que sólo se liarán posibles, si se anticipan respuestas
a que necesidades mínimas pero indispensables se deben atender para hacer más
realizable el destino tic desarrollo infinito del hombre. Será así capaz de proyectarse
y proyectar una civilización y una cultura totalmente nuevas en el tiempo.
Surgirá así una revolución psicológica, no sólo dentro del él mismo, sino
también en todo el mundo externo, logrando una comprensión práctica y objetiva de
lo material y la superación de los alienamientos impuestos por el miedo y/o la
ignorancia, que hoy sostienen la pobreza espiritual y material como cultura. La
vida no puede seguir viviéndose como un conflicto de necesidades cambiantes en el espacio
y el tiempo, dando origen a historias generadas por fuerzas desordenadas y
muchas veces ignoradas, que se encuentran dentro y fuera del hombre. Las
guerras, miserias y sometimientos provocados por el hombre, siempre se deben a
los conflictos que se producen entre las necesidades y las respuestas; a un
miedo de vivir del todo este conflicto y a la ignorancia para comprenderlo.
Este miedo genera ignorancia, y ésta a su vez, genera miedo. Se cierra así el
círculo donde se pierde el concepto de lo que es prioritario. Ambos (miedo e
ignorancia), se superan cuando nos liberamos de las mentiras psicológicas. Este
es el único modo de cambio consciente y voluntario de superación de los
conflictos y la pobreza. Es por éstos que el hombre carece de paz y sólo la
obtendrá, conjuntamente con el bienestar, cuando sea capaz de enfrentar
conflictos y pobreza con una acción de inteligencia y sensibilidad frente a la
vida y sus mensajes mentirosos. Las respuestas o la satisfacción de las
necesidades, exigen derechos, deberes y otras condiciones que actúan como una
unidad total, compleja y difícil de ser claramente percibida por el individuo.
Son limitaciones propias e impuestas desde el exterior que nos impiden
comprender, amar o actuar, en circunstancias a veces favorables, a veces no.
Esta es Una dialéctica desde donde se generan los problemas que deben
esclarecerse por medio del análisis de las necesidades. Para ello se requiere
de la psicología, que como ciencia de la mentira, nos revelará la verdad.
La base de todo lo manifestado, se puede
resumir en este conflicto, donde todo está encubierto por los "modos de
relación". Es decir modos psicológicos. Éstos crean una dialéctica que se
extiende tanto, que nuestra psiquis no la puede esclarecer. Se hace cada vez
más extensa, compleja, desordenada, confusa, dominadora y fragmentaria. Esto
trae consecuencias de alienación y degradación, tanto de las personas como de
las civilizaciones, su destino y su medio, que sólo el conocimiento y la
comprensión del mundo interior del hombre pueden resolver. Esto precisamente,
es lo que debe tratar la psicología como ciencia de la mentira. Es una
dialéctica entre dos combatientes: las necesidades por un lado y los que las
satisfacen y sus condiciones, por el otro. Se hace difícil resumirla
claramente, pero es la base desde donde se puede empezar a ver todo lo que nos
relaciona con aquello que sé i nos presenta como real, con todo lo que se nos
presenta como subjetivo y/o con todo lo que se nos presenta como mentira
¿Qué Son las necesidades? ¿Cómo sería la vida sin necesidades? ¿Todo lo
existente 0 gran parte de ello se funda en las necesidades? ¿Existe algo antes de
las necesidades? ¿Es posible Comprender todo lo existente comprendiendo las
necesidades propias y ajenas? ¿Son ellas la base de la dinámica del universo
conocido? ¿Las necesidades particulares generan las generales y viceversa? ¿Las
necesidades son simbólicas, reales, o existen ambas? ¿Los valores se anticipan a las necesidades,
o éstas crean los valores? ¿Las necesidades están determinadas? ¿Las ajenas son
complementarias a las nuestras y viceversa? ¿Todo modo o medio de satisfacer
las necesidades es trabajo? ¿El trabajo es una necesidad en sí mismo? Hasta que
no comprendamos el valor, sentido y características de las necesidades y del
trabajo, no habremos comprendido el valor, sentido y características de la
vida. Es una sabia ley de estrategia en la guerra, cuya táctica no comienza
amando al enemigo, como tampoco odiándolo, sino conociéndolo. Los grandes
hombres que legaron beneficios permanentes a la humanidad, tuvieron esa actitud
de comprender antes de cambiar, atacar, criticar o educar. Fundaron sus
acciones en la claridad y comprensión de las situaciones reinantes, así éstas
estuvieran relacionadas con el arte, la política, el desarrollo de la economía,
la guerra o la paz. Lo místico y lo científico, se fusiona y visualiza con la
luz de la realidad circundante. Así lo muestra el profundo carácter científico
y también místico de Cristo, que aún al ser ferozmente torturado (previo a su
muerte), no perdió la objetividad ni dejó que el odio, la venganza y otros
condicionamientos de la emotividad, turbaran su mente, perdonando a aquellos
que no comprendían lo que hacían. Esta reflexión fue tan sabia para aquellos
tiempos, como lo es, lamentable y tristemente, para el día de hoy. Vivimos una
gran sofisticación científica y tecnológica y no hemos sabido reconocer y
responder a las necesidades. Las reformas políticas, sociales y económicas, sin
antes concebir las necesidades del trabajo, sus modos, fines, medios y la
psicología que ello implica, son sólo respuestas a simples consecuencias y
provocan confusión, miseria y crisis. Esto exige reformas sobre reformas,
indefinidamente. Sin conocer las causas, como necesidades primeras y
fundamentales pero profundas del ser humano y su mundo psicológico, físico,
espiritual y laboral, siempre estaremos en el error y la confusión. Seguiremos
así como hasta hoy, tratando de encontrar soluciones políticas, económicas o de
organización, que sólo serán paliativos, sustituciones y delirios proselitistas
que pasarán de una camarilla o de una tiranía a otra, curando cuando mucho las
intoxicaciones, pero dejando los contaminantes como fermento.
¿Quiénes pueden satisfacer nuestras
necesidades? En un orden general, la oferta, ésta se halla en manos de las
empresas, los estados, la familia, de la sociedad o de la naturaleza. Es fácil
deducir sin mayores explicaciones, que sin ellas no podríamos subsistir. La
naturaleza nos provee de toda su esfera de manifestaciones, todo proviene de
ella. En los últimos siglos y particularmente en las últimas décadas,
requerimos que haya sido/adaptada v transformada previamente por la sociedad en
bienes más sofisticados y más adecuados a nuestras necesidades). Estos deben
ser útiles, vistosos, indispensables o secundarios y el mercado los ofrece
junto a los servicios y los pone a nuestra disposición gracias al trabajo de
todos. Es por eso que la sociedad, a veces en desmedro de la familia y de la
naturaleza, ha pasado a ser la principal fuente de satisfacción de nuestras
necesidades. A cambio de ello, impone condiciones más complejas que la propia
naturaleza, a través de normas, precios, representantes, leyes, valores,
autoridades, etc. Nos dice qué es lo bueno y lo malo, qué debemos sentir, hacer
o pensar. Es decir cómo quiere que seamos. Si así no somos, descarga sus
críticas y/o sanciones, a través de la familia, de la educación, de la justicia
y de la sociedad en general; por intermedio de amistades, vecinos, medios
laborales, etc. Como también de nuestros enemigos. Si la
transgresión es mayor, nos escandalizará pública y masivamente. Si la falta
está legislada, nos someterá inclusive hasta la prisión o la ejecución. Aún
cuando gran parte de todo esto, sea inútil, inoperante o mentiroso. La Sociedad
nos obliga a que vayamos a la escuela o al trabajo, que seamos mansos y útiles,
presionando sobre las necesidades impuestas por nuestra propia naturaleza
interna. Siempre que así lo hace, termina limitando nuestras necesidades
combativas, sexuales, afectivas, laborales, espirituales, sociales, intuitivas
y aún las básicas e indispensables. Impide así nuestro desarrollo individual a
pleno. Así se origina siempre por parte del individuo, el rechazo, la
indiferencia o la agresión hacia la sociedad. Y cuando por el contrario,
esa sociedad le es favorable,
acepta las condiciones que le impone, tomándolas
como valores convenientes, defendibles y necesarios
socialmente. Este rechazo o aceptación recíprocos, da lugar a una lucha entre
los individuos y la sociedad, que es necesario comprender. En caso contrario se
produce una alienación generalizada, que se transforma en un debilitamiento de las fuerzas
interiores. Si no se toman
recaudos, es decir si esto no se advierte, se hace inevitable la presencia de un falso
juez de dicha
lucha en nuestra mente (que no existe, que es en realidad una mentira
psicológica, pero que nos hace creer que es nosotros mismos y consecuentemente
decide por nosotros). Con sus reglas de juego, nos conflictúa para luego, desde
nosotros, ocupar y explotar
por proyección colectiva a
toda la sociedad. Listo provoca una cultura que, bajo el
comportamiento psicológico, irreal y por lo tanto mentiroso, exacerba valores
negativos como la pereza,
la mezquindad,
la agresión, la codicia, la envidia y otras manifestaciones acentuadas en
nuestros tiempos, que algunos místicos podrían considerar como las tentaciones
a las que nos incita el diablo.
Para cubrir nuestras necesidades, lo fundamental sigue siendo (como en los tiempos primitivos), tener donde
dormir, qué comer, con qué abrigamos o vestirnos, cómo preservar nuestra
seguridad, convivir, aprender a proteger nuestra salud, nuestra familia,
nuestro trabajo o educarnos.
Pero por imposición de este personaje y
sus mentiras, practicamos también la cultura de la suntuosidad,
de lo vistoso, y del
consumismo inútil y codicioso. Generalmente así nos disfrazamos para que nuestras mentiras sean más creíbles. Pero hay necesidades que deben
satisfacerse. Cuando ello no
ocurre, se
produce una deficiencia y/o deformación en el desarrollo,
la fortaleza y la
potencia física, afectiva, emocional, e intelectual de las personas. Ello
sucede generalmente por falta
de oportunidades adecuadas de trabajo y
otros recursos que permiten el ejercicio pleno de la vida. Si dichas faltas no se
resuelven, es imposible aprender, perfeccionarse, elevarse en la personalidad,
el carácter, la cultura o ejercer eficazmente el trabajo y crecer en la
conciencia y evolucionar. Entonces, este personaje mentiroso, que a veces
oficia de árbitro, juez o patrón, nos posee más fácilmente y nos transforma a
su imagen, en una mentira más.
Se producen
así alienaciones impuestas en nuestra propia mente, por este personaje, que nos ocupa como por usurpación, para explotarnos e
influir desde nuestra mente, en
nuestras decisiones, en
nuestra conducta, en nuestra objetividad, en nuestros
valores, y en nuestro
modo de trabajar y relacionarnos en el trabajo. ¡Y aún así, le
damos la bienvenida! Kennet Arrow dice en "Econotnic Philosophy,
refiriéndose a un concepto parecido a éste de Joan Robinson: "La miseria de ser
explotados por los capitales no es nada comparada con la miseria de no ser explotados en absoluto". Este
personaje influye tanto en nosotros, que
haciendo una analogía, podríamos decir: "La miseria de
ser poseídos por este
personaje no
es nada comparada con la miseria de no ser
poseídos en absoluto". Ya no somos
nosotros mismos.
Nuestras decisiones y relaciones quedan en manos de un usurpador
falaz. Y hemos
sido nosotros
los que creamos a este personaje. Increíblemente lo adoptarnos como remedio en
nuestra mente para arbitrar las necesidades que nos impone el exterior y también nuestras necesidades interiores.
Nos encontramos entré dos fuerzas
opuestas, Una,
(la de mi
mente liberada): que quiero despertar las quejas, críticas y sanciones de mis acciones", porque lo merezco y
mi conciencia me lo reclama. Y la
otra (en la que me influye el personaje): "que no
quiero, jorque me parece que es mucho sacrificio, peligroso, que no va con mis ideas, mis gustos, mi modo de
ser y me justifico
diciendo: "yo
soy así". Y si bien yol no soy así, sucumbo a la tentación de estar vigilado, controlado,
.acompañado y tentado constantemente, a más miedos, debilidades
y carencias", por
mi antiguo yo. Este personaje falaz que me miente y me hace
mentirme a mí mismo
y a los demás. Entonces mi mente ya no cumplirá
su función objetiva de reflejar, los
hechos reales tal
cual son, sino como el falso yo mentiroso quiere que sean. Actúo
de un modo irreal,
miedoso, conflictivo, caótico, fraccionado y condicionado. Útilmente no refleja imparcialmente
la realidad,
ni tampoco
mi voluntad, afecto, valor, inteligencia o intuición y la
verdad de lo que realmente soy. Mi mente sólo refleja las mentiras de ese
“juez”/El anula mi infinita valentía, inteligencia, poder y amor. Es ese
personaje quien ahora ocupa la existencia de un modo total y totalitario, como
si mi vida fuera una obra de teatro. Sin yo quererlo ni saberlo, me quita la
espontaneidad, mis sentimientos más profundos y me priva de satisfacer mis
necesidades espirituales, éticas, estéticas y científicas. Me impide también,
entregarme a vivir plena, afectiva e inteligentemente. A la vez, atenía contra
tul salud, cuanto más me tensiona al obligarme a que me concentre en las ideas,
mentiras y órdenes que el impone. No veo más (como el científico en su microscopio
el microbio mortal) los hechos humildemente, sólo los veo según mis
debilidades, que no son mías, sino de mi patrón psicológico. Mi yo real ya no
existe. Mi consciencia real, desaparece. Así, me paso la
vida, sometido a ideas, personas, relaciones, cosas, hasta que todas éstas son
sólo símbolos, imágenes y modos de relación con un grado de nuestra
conveniencia, ilusión o desilusión. Las personas no valen por ellas mismas y no
me importa su mundo; no comparto sus expresiones. Limito el amor, sólo a las
personas que se muestran como mis ideales; convenientes o no. Vivo de mentiras,
interpretaciones, ilusiones, postergaciones y evasiones indigestas, que serán
luego el pasado no experimentado objetivamente. Este es otro personaje del
guión teatral. Creado por la mente para substituir la verdad; substituye a mi
único y auténtico yo, como persona; para hacer que yo, haga también lo que este
nuevo personaje quiere y me convierte en un ciego que ya no puede ver la
realidad tal cual es. Entonces ahora él también se encarga de mentir,
clasificar y controlárselo lo que él dice que me conviene o no. Él tiene, como
una gran computadora, sus mecanismos, programas y sus códigos y me hace actuar
como un aparato o una computadora. Esta función es necesaria, pues así adquirimos
conocimientos y capacidad funcional. Pero esto no debe ocurrir siempre, y menos
cuando tratamos con necesidades subjetivas, personas, o hechos sociales sujetos
a cambios y complementaciones dinámicas que requieren inteligencia, percepción,
valor, afecto y atención. Este segundo personaje está profundamente ligado a
las situaciones políticas, económicas y culturales y muy especialmente a las
laborales, familiares y educativas. Por lo tanto, es posible atenuar en gran
parte sus efectos desde la psicología como ciencia de la mentira. Esta evitará
que se vayan creando luego otros personajes proyectados por 2o, que
siempre estarán relacionados con el tiempo. Ejemplo: mi árbitro crea
substitutos del presente. Este segundo personaje origina una deuda con la
realidad, que voy acumulando en el pasado y a la vez, me hace magnificar el
futuro que deseo o que temo.
En síntesis: he descripto el 1er
personaje (del presente) que es la primera mentira que genera todos los otros
personajes y mentiras psicológicas. Veamos los otros sus tiempos y efectos. 2o
Personaje (Pasado): Esta segunda mentira, creará un conflicto psicológico del
manejo de todas las necesidades que por una razón u otra quedaron
insatisfechas. Esto, al margen del déficit económico que arrastra, es también
un déficit de actividad, de vida, de realidad, experimentación, o de trabajo
que he dejado de hacer por imposición del primer personaje (primera mentira).
Él ha reprimido estas necesidades y me ha obligado a guardarlas en este segundo
personaje, que es el depósito inconsciente. Desde allí presiona con reacciones
compulsivas, dando lugar a diagnósticos psíquicos y también físicos graves, que
a veces confinan al individuo a sufrir cárceles o manicomios, o a tener
situaciones conflictivas y/o deficiencias, en el trabajo, la familia, la
sociedad y en mi propio cuerpo. 3er Personaje (Futuro): Entre el
primero y el segundo personajes, crean un tercero. Cuántas más frustraciones y
deudas tenga yo con el pasado (o sea con el segundo personaje), más me evadiré
del presente (primero) y más fuerte será este personaje). El mismo se puede
definir como magnifico y que magnifica todo y al vivir siempre en el futuro, de
ilusiones y postergaciones y se toma a pecho, todas las imágenes e
imaginaciones. Si no fuera por su falta de cordura y sus nefastas desilusiones
se podría decir que este personaje es una mentira piadosa y/u optimista. Él es
quien crea, (mediante la sobrevaluación de las posibilidades, personas y
cosas), todo tipo de tensiones, susceptibilidades, agresiones, complejos de
inferioridad, pobreza, conflictos laborales, angustia, etcétera. Este tercer personaje siempre
tiende a agredir y es esencialmente así por su interacción permanente con el
segundo personaje, es decir, con el pasado. Alguno de estos personajes se
tornan protagonistas principales del guión teatral llegando a sobreponerse a
los otros.
De estos tres personajes, se proyecta una cantidad
indefinida e indescriptible de otros personajes peculiares. Es decir que aquí
estaría la fuente de donde se generan los múltiples "egos" que
substituyen a las personas, al trabajo, a los organismos, a las empresas, a los
estados y a sus realidades más intimas por mentiras psicológicas. Entre ellos,
para citar algunas de sus características, podría nombrar la sed de justicia,
la ambición desmedida de poder, de fama, de riquezas y los que dicen siempre
"debería", "debe ser", "debía haber sido” etc. Se
encuentran también, los personajes de la culpa, la crítica, el odio, la venganza, las neurosis místicas y una
pluralidad de expresiones que la psicología y la psiquiatría diagnostican como
patológicas y otras veces la justicia como faltas que sanciona. Pero este es
nuestro estado de salud mental de casi todos y muy pocos son considerados locos
o delincuentes. A este estado mental le llamamos "normalidad". Cada
uno de esos personajes puede manifestarse como: justiciero, ingenuo, ladrón,
leguleyo, débil, sexópata, estafador, sádico, masoquista, vicioso, ventajero,
delirante, 'etcétera. Estos personajes no devienen de un determinado tiempo;
provienen siempre de entre el primero al tercer personaje o de una conjunción
de ellos. Lamentablemente, suelen impulsar a los malos policías, maestros,
militares, empresarios, padres, gobernantes y a muchos de los que tienen algo
que ver con la autoridad, como asimismo, el
delito, la vagancia, la educación estereotipada, la corrupción, la ventaja, la
especulación etcétera. Siempre tienen explicaciones, justificaciones, evasiones
que apañan y encubren su proceder de
un modo racional, a la vez que evaden las respuestas objetivas para
"defenderse". Estos últimos personajes que, como los tres primeros,
son una mentira, son el centro de los conflictos y convergen con aquellos.
Algunos creen ser de un modo y
quieren ser de otro modo. Esto pervierte la realidad e impide que afloren los
verdaderos valores que toda persona con conciencia propia y real tiene, puesto
que son sus identificaciones las que
impiden el verdadero saber. Sólo creen saber, pero no saben y
contradictoriamente postergan el hacer conflictiva y cruelmente.
El trabajo no puede seguir siendo sólo una función
mecánica de la convivencia de aquellos personajes, donde todo queda
irracionalmente fracturado y reñido con la colaboración y la interacción
individual como parte unitiva del conjunto. La naturaleza propia y externa del
hombre, ¿no pone una piedra en la rueda de nuestro futuro, dejando en las
tinieblas nuestro pasado? En absoluto, en la medida en que lodo lo obscuro está
dado por estos personajes, éstos pueden ser perfectamente erradicados de toda
la masa social, por la psicología como ciencia de la mentira donde el trabajo
es un coadyuvante fundamental y hasta un arte que tiene la virtud de sacar a
fuera todo lo que no es autentico.
En la historia de la humanidad,
ha habido muchos Hombres en los que han vivido
estos personajes, para hacerlos trabajar sin saber cómo ni para qué. ¿Cuál es entonces la razón por la cual, algunos científicos, guerreros, místicos y hombres de distintas condiciones superaron a los personajes y sus mentiras psicológicas, a la tradición y a las culturas circundantes, logrando ejercer su soberanía interior? Sencillamente, los superaron porque ellos los observaron y los vieron de un modo objetivo. ¿Dónde se origina realmente toda la energía, toda la fuerza de vivir, la voluntad y el entusiasmo y toda la auténtica seguridad, libertad y orden? Nada puede producirlas si esas condiciones no se hallan vivenciadas en nuestra autenticidad interior. Nada es más eficaz para experimentar esas vivencias, que el trabajo. Una auténtica educación, es deducir (propiciar la expresión de lo interno) a través del trabajo. Es necesario promoverlo para que sea la materia prima, el agente del movimiento y exteriorización de nuestro mundo interior, de un modo auténtico y real. El mundo exterior no nos da las energías que interiormente ya poseemos, desde siempre. Solo la libertad laboral y su ennoblecimiento nos incita a exteriorizarlas. Así el trabajo se expresa y va formando nuestro cuerpo y psiquis para desarrollar una mayor conciencia. Para ello hay que trabajar con el aporte de las tecnologías y las ciencias humanísticas. Las distintas religiones y prácticas de espiritualidad, no sirven si no hemos superado los problemas psicológicos, y nuestra persona está poseída por un conjunto de personajes mentirosos. Veo a diario que esta contradicción es inherente a organizaciones, países, religiones y personas. Si no acordamos las prioridades y las complementaciones entre lo físico y lo espiritual, nos guiará el desorden. Sólo en medio del trabajo, de los problemas familiares, sexuales, culturales, de salud, etc.; y sin rehuirlos, aprehenderemos la máxima libertad, valor, poder, orden, felicidad, amor e inteligencia. Ello equivaldrá a una entrega total a lo real y superior, que es la vida misma y se logrará, viviendo activa y lo más conscientemente el mundo exterior, que nos lleva a comprender y a hacer consciente el mundo interno. Si así no ocurriera, todo quedaría postergado, idealizado e inmovilizado en lo interno, lo cual generaría tensiones, enfermedad y desgracia individual y colectiva. Ello sería retrasarse, resistirse, negarse y subvertir la realidad de la vida, substituyéndola por un miedo cobarde, a/responder a sus desafíos tal cual se dan.
estos personajes, para hacerlos trabajar sin saber cómo ni para qué. ¿Cuál es entonces la razón por la cual, algunos científicos, guerreros, místicos y hombres de distintas condiciones superaron a los personajes y sus mentiras psicológicas, a la tradición y a las culturas circundantes, logrando ejercer su soberanía interior? Sencillamente, los superaron porque ellos los observaron y los vieron de un modo objetivo. ¿Dónde se origina realmente toda la energía, toda la fuerza de vivir, la voluntad y el entusiasmo y toda la auténtica seguridad, libertad y orden? Nada puede producirlas si esas condiciones no se hallan vivenciadas en nuestra autenticidad interior. Nada es más eficaz para experimentar esas vivencias, que el trabajo. Una auténtica educación, es deducir (propiciar la expresión de lo interno) a través del trabajo. Es necesario promoverlo para que sea la materia prima, el agente del movimiento y exteriorización de nuestro mundo interior, de un modo auténtico y real. El mundo exterior no nos da las energías que interiormente ya poseemos, desde siempre. Solo la libertad laboral y su ennoblecimiento nos incita a exteriorizarlas. Así el trabajo se expresa y va formando nuestro cuerpo y psiquis para desarrollar una mayor conciencia. Para ello hay que trabajar con el aporte de las tecnologías y las ciencias humanísticas. Las distintas religiones y prácticas de espiritualidad, no sirven si no hemos superado los problemas psicológicos, y nuestra persona está poseída por un conjunto de personajes mentirosos. Veo a diario que esta contradicción es inherente a organizaciones, países, religiones y personas. Si no acordamos las prioridades y las complementaciones entre lo físico y lo espiritual, nos guiará el desorden. Sólo en medio del trabajo, de los problemas familiares, sexuales, culturales, de salud, etc.; y sin rehuirlos, aprehenderemos la máxima libertad, valor, poder, orden, felicidad, amor e inteligencia. Ello equivaldrá a una entrega total a lo real y superior, que es la vida misma y se logrará, viviendo activa y lo más conscientemente el mundo exterior, que nos lleva a comprender y a hacer consciente el mundo interno. Si así no ocurriera, todo quedaría postergado, idealizado e inmovilizado en lo interno, lo cual generaría tensiones, enfermedad y desgracia individual y colectiva. Ello sería retrasarse, resistirse, negarse y subvertir la realidad de la vida, substituyéndola por un miedo cobarde, a/responder a sus desafíos tal cual se dan.
Es necesario que incluya
técnicas y programas de ennoblecimiento del trabajo, que si bien requerirán
inversiones
en dinero, será altamente retributivo en beneficios económicos, como quizás no
haya propuesta económica capaz de superar. Es la inversión en capital humano,
que servirá para potenciar y cualificar al trabajador, ya no sólo como tal,
sino como al “agente detonador de una gran explosión": el trabajo humano.
Es el trabajo humano el que construirá un mundo cada día mejor. La situación
económica del mundo actual, no se resuelve con ideologías extremistas. Se
necesita un pragmatismo serio y objetivo de los hechos, para dar origen a un
cambio inteligente. La unión y la colaboración son la percepción de la verdad y
no meras opiniones, explicaciones o idealismos. Para producir una auténtica
revolución económica, psicológica y cultural, la acción no puede seguir siendo
el desdoblamiento de pasiones, tradiciones o reacciones inconsistentes y
mentirosas.
HISTORIA Y
PSICOLOGIA DE LA MENTIRA EN EL TRABAJO
El actual momento histórico es muy propicio para un gran cambio
social, cultural, económico psicológico
y espiritual del trabajo y la
educación. Los viejos valores se derrumban y un mundo de necesidades
patéticas se revela. El trabajo se suele
vincular al esfuerzo, al sacrificio,
al deber, al sometimiento, al castigo, etc. Pero reparemos aquí, que es
también todo aquello que significa
manifestación de energía psicológica, artística y la expresión de la vida
misma. Es trabajo procrear, respirar, amar, educar, odiar, relacionarse, hacer
deportes, probar suerte en la ruleta rusa o en la del casino, orar, desear,
comer, etc., como así también labrar la tierra, fabricar ladrillos, cocinar,
hombrear bolsas, barrer las calles, calcular resistencias mecánicas, y
matar en la guerra, entre otras cosas. ¿Cuáles son las razones para que se haga
una división tan tajante entre un tipo de energía y otra? ¿Estas divisiones. Se hacen por factores
psicológicos, culturales, morales, genéticos, físicos o espirituales? ¿O acaso
por una combinación de ellos...?. Es absolutamente cierto que son las
referencias culturales, las que, (tras generaciones), promueven y promovieron
factores genéticos traídos de una raigambre psicológico presente y pasada. Son
factores que imponen condicionamientos a través de miles, o millones de años de
situaciones que, fijadas una y mil veces en la memoria y en los genes, nos
indican irracionalmente qué hacer. Si a ello le sumamos la educación y la
cultura presentes, tendremos como conclusión que: todo aquel que no viva de un
modo autónomamente inteligente y consciente, será una marioneta del pasado, del
presente y del futuro, /víctima de múltiples sufrimientos y que nada de ello es
congruente respecto a la verdad presente y real. Por lo tanto todo es mentira.
¿Será posible evitar este modo de vivir
y trabajar? Ello sólo será posible mediante el desarrollo y aplicación de una
Tecnología humanística en el trabajo, la educación, la cultura y la familia y que serán temas que
desarrollará el BT.
El trabajo es una de las actividades
indispensables para la subsistencia y el principal medio de satisfacción de
toda necesidad. Desde los tiempos primitivos, el hombre, aún sin darse cuenta
de que estaba trabajando, lo hacía al obtener los alimentos y procurar su
defensa y la de los suyos. Posteriormente y debido a la tendencia de robar
mujeres de otras tribus, se produjeron las primeras guerras, como expresión de
trabajo, voluntario o impuesto. Con el desarrollo incipiente de la ganadería,
la agricultura y la minería, así como de las primeras manifestaciones
artísticas, artesanales y místicas, se originaron asentamientos humanos más
estables y numerosos, donde el trabajo en sí, no fue tomado como una
apreciación digna. Era considerado como una forma de castigo y con desprecio de
su valor e importancia. Con la toma de prisioneros, los vencedores descubrieron
que no era conveniente comerlos a todos. Fue así como se atribuyó a un
"alma compasiva" el dejar a algunos con vida y a un "alma más práctica",
el darse cuenta de que aquellas presas, vivas, podrían resultar más utilitarias
y hábiles que las propias bestias de carga. Así surgieron los primeros
esclavos. Luego, las distintas culturas, dieron legislaciones que sancionaban
las faltas a través de castigos, el principal de los cuales era el trabajo en
las cárceles. Fue así el trabajo generando una conciencia de relaciones entre
dominados y dominantes. Aún en ls escala social y familiar, eran castigados los
enfermos, débiles, mujeres y niños, corno algo para nada mal visto, social y
culturalmente. El trabajo no tenía nada que ver con la “dignidad”, "la
nobleza" de aquellos tiempos. Para mantener el mejor "status",
era necesario ser "sometedor", fuerte y astuto, a la vez que deshumanizado.
Así se formaron familias y reinos. De a poco lúe surgiendo la hoy llamada
división del trabajo, por cuanto se observó que resultaba más conveniente. De
esta suerte, aparecieron los distintos gremios y empresas. Esta división del
trabajo, junto con la tecnología, las ciencias, la geografía y la historia,
crearon las ventajas comparativas entre comunidades, reinos, señoríos, países,
y naciones. Todo esto creó la necesidad de un medio de cambio entre la
diversidad de bienes producidos, originándose la moneda.
El trabajo se ha visto beneficiado indirectamente a
través de la mayor productividad que los sistemas técnicos originaban. Pero las
fuerzas de la astucia de aquel primitivismo no han sido superadas totalmente
hoy, y se hacen presentes en relación directa al atraso y la involución humanística. Hay
como una falta de reconocimiento a los valores del trabajo. Por ejemplo: los trabajadores
de bienes reales no pasan del 25% (promedio mundial entre países pobres). Gran parte de ellos debe sostener su existencia
con recursos exiguos, algunas veces peores
que en el primitivismo, cuando "el amo" los consideraba como parte de
su patrimonio y
aseguraba su salud,
vivienda, vestido y alimento. ¿Seguiremos permitiendo que el trabajo, sea el
peor negocio, mal visto, menoscabado y hasta despreciado? De cualquier forma
que esto se declame, es negativo. Sólo crea desazón, reniego Social, división,
y promueve la vagancia, el delito y la debilidad. Estas declamaciones, sí no
van acompañadas de soluciones concretas, no sirven. Es necesario anteponer los
medios, la fuerza o la decisión para contrarrestar esta realidad. Si ello no se hace, es negativa toda la apología doctrinaria de algunas
ideologías. Toda esta temática, pasa también
por el grado de eficiencia de la economía en general. Es decir, que un país desarrollado y en constante
crecimiento, tiene más oportunidades laborales. Y un país subdesarrollado tiene muy pocas, o n lo sumo, tiene
atenuantes de la miseria. Y cuánto más pobre, más sale al atajo, no de sus
causas sino de sus consecuencias, con planes
de asistencia social y profesionales de la medicina, de la
seguridad y de las ciencias sociales, para tratar de contener la delicuencia y
las enfermedades que provocan dichas situaciones. Se cura a los agredidos y no so tiene el valor, la destreza y la
inteligencia para descubrir el origen de los problemas y asumir las soluciones.
Las agresiones y las causas tienen mucho que ver con la falla de tecnología y
tic una psicología que nos muestre las mentiras. Los gobiernos de países
pobres, gastan dinero formando y manteniendo profesionales de la asistencia, la medicina y la
seguridad. Éste es el mejor medio de convertir a esos profesionales en idiotas
útiles. Pues, sin tener un profundo sentido de su acción y destino, siempre
estarán en el mismo error y sólo serán los que canalicen las mentiras de los
que mandan. Se promueven así opiniones y versiones que no atinan tampoco al
acierto de resolver la problemática de base. Estas opiniones también son
negativas, por cuanto hacen recaer las culpas en trabajadores y sectores
empobrecidos y critican sus comportamientos culturales negativos sin tener en
cuenta que, precisamente esa cultura
y no otra (salvo la de los que nacen superhombres por natura), es la que se
obtiene cuando falta trabajo y no se satisfacen las necesidades mínimas que dan
paso al desarrollo individual. Es posible
redimir las condiciones de esos sectores para que se incorporen a la economía y
a la cultura, porque hoy las tecnologías hacen posible que toda la población
que desee trabajar, trabaje y las promueva. Un país no es ni más ni menos que la suma de las
condiciones, económicas y psicológicas, de sus individuos. La sociedad humana y
todo et ámbito de manifestaciones en el mundo externo ¿es un organismo
indisoluble y en constante interdependencia? ¿No es eso acorde con las
principales posiciones científicas, tecnológicas, humanísticas y aún místicas?
Pero, hay posiciones que son estrictamente
psicológicas y enmarcadas en un enamoramiento excesivo de uno mismo, con desconocimiento de los
demás. Esto trac tras de sí, el miedo, la inseguridad y la falta de claridad. Un manejo
enfermo de estas posturas psicológicas, nos afecta seriamente, porque es el
resultado de nuestras mentiras. Es una ley natural, que el trabajo es un medio de desarrollar todas las
capacidades dinámicas que nos relacionan con un amor indisoluble, único y que
se encuentra en cada uno de nosotros y en todas partes. Cuando trabajamos sólo
con el propósito de generar una confrontación deportiva, vemos como es posible
desarrollar una intensa actividad totalizadora e inteligente sólo por el placer
de hacerlo. Si bien esto, fisiológicamente
es trabajo, no se vive
psicológicamente como tal, sino
como una expresión de desarrollo
personal, placentero y divertido. Todo ello
permite obtener un desarrollo
físico, intelectual, espiritual, que desarrolla también los órganos, las funciones, la conciencia y nos hace aprehender
cada vez más el universo manifiesto. Así, agudizando las
potencias, nos integramos a él sin angustias ni miedos, todos estamos
frente a la situación de
mantener posiciones familiares y económicas,
pero esto no implica que el
trabajo sea sólo un juego de
pérdidas y ganancias, sino también el
gusto de expresar el servicio de devolver al mundo
exterior, con trabaje), lo que el
mundo nos da. Si esto se
ejercita y se vive con amor, el trabajo se expresa como una motivación ética superior, aún cuando
se haga tedioso, subió o pesado.
Esa condición interior ética, se propicia adecuando las instrumentaciones
del medio laboral. No con servilismo y
obsecuencia, puesto que para formar parte de un todo socialmente equilibrado, es necesaria una interdependencia a la que se debe ser leal, no "a expensas de" o "en contra de", sino en su
conjunto. Hay mentalidades
estrechas que conciben una autonomía individual ilusa, y no perciben esa interacción necesaria.
Se mienten que trabajan por ellos mismos, pero siempre e inevitablemente, usan a los
demás, porque no advierten sus propias mentiras. Siempre que el trabajo presta una utilidad a los demás, es un servicio y este
trabajo puede ser impuesto por las circunstancias o puede ser
activo y consciente, es decir, con sentido de colaboración e integración.
No importa entonces si beneficia a las empresas o al gobierno, o a la
sociedad. Sólo importa cómo se
restituye el equilibrio externo. Esto no es un favor a los demás, sino devolverles lo que ellos aportan. Es decir, simplemente poner las cosas en su justo lugar. El '
trabajo toma así un sentido
nuevo, creativo y agradable, aunque debido al condicionamiento psicológico, masificado por las mentiras, resulte
desagradable, sucio, pesado, rutinario,
que no vale o que no va con el status, etc. Es necesario esclarecer, con
el aporte de políticas psicológicas del
gobierno, la familia, la escuela, las organizaciones intermedias, las empresas, etc.,
para que el trabajo tome gusto, color, sentido ético y de expresión
personal y cultural y nos haga cada vez más conscientes de lo real. Todo ello
traerá actitudes de colaboración, una
especie de resonancia que provocará las respuestas recíprocas de todos los demás. Es decir, una colaboración eficaz,
más productiva y placentera que no pretende
sacar ventajas y entrar en una lucha estéril con la producción, el consumo y el sentido de servicio. Lucha que sólo provoca
desgaste de energía y sufrimientos. Siempre y en la medida en que hacemos una
entrega inteligente hacia afuera, conseguimos
una entrega de los demás
hacia nosotros, entre países, compañeros de trabajo de estudio o capitales. Todo forma un organismo
donde la parte siempre es sólo una función del todo. La parte sólo tiene
sentido, acción, destino y vida, en la actualidad, en la diferencia, en la reciprocidad que origina la
relación Todo esto es la razón de ser de la vida misma y la de cada
parte o individuo. El desarrollo de nuestra conciencia, consiste en darse
cuenta de ello. Toda la vida apunta a enseñarnos lo mismo, muy especialmente^
través del trabajo. Él nos compromete a
ver, no sólo la realidad propia, sino la de todos. Atender nuestras
realidades psicológicas y económicas para producir el crecimiento y la
expansión de nuestra conciencia espiritual, puede deparamos un cambio cultural
en el trabajo. Esto, siempre y cuando dejemos de lado las mentiras que traen
los personalismos, los egocentrismos y las herencias culturales que impiden ver
nuestra realidad individual y externa,
más allá de los esquemas reactivos y mezquinos, para que trabajemos por
la sola satisfacción que implica
hacer y expresar el hecho de estar vivos. También para ello fuimos provistos de inteligencia. Para darla
a través de los demás y así desarrollarla.
En su conjunto el trabajo ha edificado
este mundo y no comprenderemos el mundo si
no comprendemos el
trabajo y las múltiples mentiras que hoy lo condicionan la vida. Todo es
trabajo, incluida la naturaleza misma, y todo lo que no es naturaleza pura es
trabajo del hombre. Precios, huelgas, salarios tecnología, bienestar,
diversión, créditos etc., etc., todo parece
estar impregnado de una sola causa fundamental: el trabajo. Aunque la
economía, la política, la
administración etc. sean las que aparezcan usurpando sus laureles. Sólo
el trabajo puede asimilarnos a la
razón, sentido y fin, de la
vida. Vivimos para relacionarnos y necesitamos
que el nivel de vida este acordé a las necesidades internas y externas
del individuo. De esto podemos deducir
que la calidad de las relaciones, depende de los factores dé la orientación productiva del trabajo y de sus fines y
propósitos. Éstos deben tener componentes subjetivos como la ética, la estética y la psicología, que deberán
ser partícipes de la respuesta adecuada
a cada necesidad. Acción positiva que depende de la capacidad de ver y adecuar los hechos a
través del trabajo.
AUTORIDAD, EDUCACION, TRABAJO Y LA PAZ
El
análisis del trabajo tiene una significación fundamental para comprender el mundo material y espiritual. No se puede seguir
educando sin base, porque la educación
vale más por sus implicancias en la
interacción de la vida real, que por su carácter abarcativo. En esas implicancias, el trabajo es el protagonista. Cuando
no se tienen las bases para comprender, apreciar y valorar el
mundo real, el trabajador
confunde realidades con idealismos,
culturalísmo e imágenes mentirosas. Sólo el estudio
del trabajo y sus mentiras
psicológicas, pondrán en el tapete todos los problemas. Hay avidez por
resolver esta laguna en la enseñanza,
pero no hay material claro y completo. Educar para comprender y mejorar el trabajo, no puede ser
una asignatura más. Debe, por el contrario, constituir el fondo y significado de todas y cada una de las asignaturas.
Para ello, es necesario que el educador adquiera los conocimientos y la
estrategia de aplicación, que su tema tiene en el concierto del mundo real del
trabajo. La educación como ciencia social, debe aplicarse en función de las
características y necesidades de la geografía de cada país y sus localidades.
Así, los egresados de todos los niveles tendrán una salida laboral asegurada.
Este tema ha sido descuidado en las escuelas, religiones y aún en los mismos
medios laborales, trae la miseria, la fatiga, la incompetencia, los abusos, el
egoísmo, la corrupción y las guerras.
Ignoramos las razones primordiales por la que
trabajamos y damos explicaciones económicas mentirosas. Peculiar, espécimen es
el hombre. Él es el único de los animales del planeta que trabaja y hace
trabajar a otros animales. Inventa máquinas que hacen su trabajo y utiliza sus
manos para moldear objetos y crear arte. Todo, para satisfacer sus necesidades
interiores y exteriores. La biología animal y vegetal nos indica que en general
los que logran sobrevivir no son los mejores, sino aquellos que se doblegan y
adaptan a las condiciones que la naturaleza impone. En cambio el hombre es el
único que tiene necesidades no naturales, parece rebelarse a las que nos
constriñe la naturaleza y lejos de adaptarse a ella, busca adaptarla a sus
necesidades no naturales. Pero no obstante debe superar las imposiciones de su
naturaleza sicológica para producir una civilización capaz de sobrevivir al
ímpetu de su creatividad. Es decir, toda la civilización debe ser capaz de
sobrevivir a su propia tecnología y ésta elche ser su punto de equilibrio pata
producir una revolución interior que complemente las revoluciones exteriores.
Sólo el hombre puede transformar la tierra informes para convertirlas en
componentes de radar, electricidad, alimentos, edificios o automóviles, con un
margen ajustado a sus funciones específicas. La incógnita del hombre en la
inmensidad del cosmos, es tal, que aún si conquistara las galaxias, estaría muy
lejos de su objetivo, ya que, en su afán de develar sus misterios, sólo habrá
conseguido crear otros mayores. Es que el hombre, cada vez que se desarrolla en
sus relaciones internas y externas, florece en necesidades y aspiraciones
éticas, estéticas, psicológicas, sociales c intelectuales hasta una voluntad
que, gracias al trabajo, linda en lo infinito y excelso. Hace unos siglos, las
máquinas hacían sólo el 1% del trabajo físico del hombre y los animales
contribuían en más. En la actualidad, las máquinas hacen el 65% de SU trabajo
físico y el 50% de su trabajo intelectual. La ciencia y la tecnología han creado
las condiciones para este milagro. Sin embargo, todavía es insuficiente Si hace
sólo unos siglos se producía sólo el 1% de lo que hoy se produce, probablemente
la producción actual sólo será el 1% de la produciremos en las próximas
décadas. El hombre debe tener cada vez más segura la cobertura de su necesidad
más imperiosa: el trabajo. Pero todavía no se ha logrado.
Siempre la autoridad, cuando es
innecesaria (padre e hijo/educador- educando, como así también la marital,
estatal y laboral), es ajena y “patea" en contra del progreso y el
crecimiento general e individual. En todo caso, la autoridad (cuando es
necesaria) debe ser imparcial c inequívoca y hacerse ver por sí misma. Cuando alguien
realiza trabajos sin, estar capacitado, o sin tener recursos para ello, nos
sorprende y a veces nos irrita. No ocurre lo mismo cuando los padres no se
preparan o no se pertrechan económica, emocional, intelectual y psicológicamente.
En ese caso no nos irrita que las consecuencias de su falta de preparación se traslade
a sus hijos. Millones de niños son sometidos a esas consecuencias por no tener
los padres la capacidad para evitarlo y cometen con ellos muchos errores por
cada acierto. Aquí hay asignaturas pendientes que la educación no atiende y que
parece no haber advertido en su gran significado: la capacidad de tener que
formar pareja, familia, educarla y trabajar. Muchos padres surgen de la
necesidad sexual o / la de formar pareja y esto los ha llevado, sin darse
cuenta, a encontrarse con una familia. No hay escuelas para padres.
Los alumnos
de hoy serán los padres y trabajadores del futuro inmediato, y la rueda
seguirá funcionando y eternizando
el problema familiar y laboral, puesto que la educación actual no les enseña a ganarse la vida,
conservarla, reproducir y crecer espiritualmente. Y cuando de niñas se trata, muchas veces hace
de ellas, sólo un ornamento. Lo más útil en la vida es saber trabajar. Pero lo más
importante es saber manejar las propias mentiras en las funciones psicológicas, vitales y familiares. ¿Ni siquiera una
hora por semana se invierte en la escuela
con este propósito, en beneficio
de la futura familia? Los padres muchas veces no saben hacerlo y riñen con los prejuicios y las mentiras
psicológicas y sociales al intentar formar a sus hijos como futuros padres. La enseñanza del sexo es tan tabú
como el desarrollo de las energías
combativas que inculcarán una mayor capacidad para trabajar. Por falta de una adecuada preparación para lo
vital, se ven afectados nuestro trabajo y nuestra familia; y muchas veces por ello, los niños terminan
pagándolo muy caro. La educación
familiar queda a merced de las creencias mentirosas y de la alienación,
que se manifiestan como explotación,
celos, exclusividad,
autoritarismo o pasiones y dependencia entre
sus miembros. Esa mala educación
se transmite al trabajo, a las
empresas, al estado y a la Sociedad
toda. Lo que impera es sólo la
ignorancia representativa de cada tiempo. Permanece el vicio de achacar
siempre todo defecto a los hijos, como los patrones lo hacen con los obreros y los políticos (subliminalmente) con
los ciudadanos, sin iniciar una apertura franca y sincera hacia un cambio
más cuerdo a través del análisis de las mentiras. Es como si la situación de ser los mandos responsables, les
restara la inteligencia y la bondad necesarias para ver y reconocer sus propios
desencuadres mentirosos, que no son otra cosa que falsa autoridad.
Constantemente son dadas a publicidad situaciones poco honrosas de padres que
protagonizan quiebras, defraudaciones, violaciones u oíros hechos de corrupción
por el estilo. Padres, educadores, empresarios y autoridades, pero al fin
padres que afirman la infalibilidad y la pseudo autoridad. La contra para todos
ellos es que los chicos tienen
una peculiar capacidad para captar lo auténtico. No obstante ello, es también
cierto que terminan por reflejar sus faltas. Resulta difícil cambiar los
hábitos negativos de los chicos cuando éstos son transmitidos por los mayores.
Y si no hay una coordinación prolija entre
la familia, la escuela y el trabajo, el predominio de una sola parte Se hace débil. ¿Esto concordará con la realidad cultural de la calle? Si el individuo es parte de la sociedad, la Sociedad
tendrá que reflejarlo y viceversa. Pero las resistencias Sociales al cambio psicológico son pronunciadas
y tenaces y hasta que no sea promovido un
esclarecimiento a nivel "calle",
familia, trabajo y estado, las parcialidades de la educación, entablarán conflicto con todo lo real/de cada día.
LA MUJER, EL TRABAJO Y LA PAZ
La mujer
en el ámbito laboral, ha permitido no sólo una mayor producción y riqueza, sino también una visión más crítica y más amplia
Muchas mujeres quieren trabajar, pero
menos tiempo, por causa de su maternidad, estudio, familia, etc. Encuestas varias parecen concluir que
sólo una fracción, que no pasa de un cuarto de toda la
población activa del mundo, puede adecuar su trabajo a sus necesidades,
en especial de tiempo. El horario
laboral a veces es tirano. Esta situación
es muy negativa, puesto que se llega a
desaprovechar él 75% de las potencias
laborales femeninas de los
países. Y mucha de la parte que se aprovecha es a costa de
restar buena voluntad frente a
las tareas, que así no resultan
placenteras. Todo esto es negativo para la familia y, en especial,
la mujer. Pero es más grave si se tiene en cuenta que Se
sobrecarga el trabajo a unos pocos que llegan a fatigarse,
mientras la mayoría de la población que quiere y puede hacerlo, se halla
imposibilitada y encerrada por complicaciones y mentiras que, si
se analizan a fondo, son las que imponen quienes más se perjudican: los estados y las empresas.
Coordinar los tiempos laborales con los
familiares y educativos, es un hecho que afecta a toda la familia. Aún hay
reclamos sexistas que dividen el trabajo.
La mujer que debe trabajar a
jornada Completa (viajar, realizar
tareas del hogar, etc.), no
dispone de tiempo útil para sí, porque si contabilizamos sus obligaciones, veremos que llegan a completar hasta más de 100 horas Semanales dé trabajo. El precio del trabajo tiene
una relación directa con las
capacidades cualitativas y cuantitativas
de cada trabajador. Es decir con su productividad y actitud.
Dichas capacidades nada tienen que ver con el sexo y pueden ser (muchas veces)
independientes de horarios. De tal manera se evitará ver madres que odian su
trabajo. Salen angustiadas antes de que cierre el colegio, la guardería, o el supermercado, o preparar la comida y conservar la habitabilidad del hogar. Cuando no, Una pobreza despiadada las aqueja y simultáneamente, se desaprovecha
su aporte de trabajo pata su propio bienestar y para la mejora de la economía general. Sobrevalorar
al hombre sólo por impulso cultural como sustento principal de la familia
(independientemente de sus cualidades laborales), es casi un primitivismo y un sexísmo mentiroso. El ingreso
promedio de las mujeres por trabajo en el mundo, representa el 65% al 75% de lo
pagado a los
hombres por igual producción y calidad. Aunque ellas pueden tener mucho que
aprender de los hombres, éstos deben aceptar que también tienen mucho que
aprender de las mujeres. Se hace muy útil a la eficacia de las empresas", la aceptación de que las mujeres
aciertan allí donde los hombres no lo hacen ni lo harían. Miles de trabajos
nuevos son visión exclusiva de la mujer. El sexo, la edad, la raza, el horario,
las religiones, títulos, ideologías, abolengo etc., deben quedar al margen.
Deshacerse de las
mentiras imperantes puede dar aportes culturales y económicos importantes a la
sociedad.
El manejo adecuado del trabajo supera la
drogadicción, la angustia, la criminalidad y contribuye a la salud mental,
además de vencer
la caótica miseria de los países para hacerlos crecer. ¿Qué hacen los países pobres con
semejantes gastos en seguridad y en cárceles? ¿No son pobres los países, porque
sus fuerzas no llegan en fe a sus individuos? Mientras los que
sostienen las grandes e inútiles pirámides de la segregación social, cultural psicológica y laboral no reparen en esto, no
llegaremos en la fe. En
todos hay un fondo sagrado de fe, que nuestra cultura segrega. Valores
contrarios a la felicidad individual, social y económica nos separan de la fe, la unión y la conmiseración a
través de las mentiras psicológicas.
¿Cómo pedir en países pobres que no ofrecen el hábitat o los sueldos que da la empresa desarrollada,
cuando no disponen de sus recursos ni de los valores psicológicos de la fe, que nos provee de esa
energía totalizadora, esa humildad, seguridad y confianza incondicional, que
sentimos cuando algo nos importa como autentico valor superior?. ¿Disponemos de la capacidad de transmitir esa
sinergia colectiva? ¿Hemos reparado en ello, o debemos esperar alguna
catástrofe, peste o guerra
que rompa la estratificación cultural que caracteriza nuestra pobreza
psicológica? Es probable que empresas de vanguardia sean ricas porque se han
formulado estas preguntas y las respondieron con hechos, rompiendo las segregaciones de las jerarquías
en los comedores, los esparcimientos y los lugares de reunión, etc. Las relaciones,
saludos o tratos, son los mismos entre la alta dirección y la horizontalidad y en todas las líneas de producción, son los jefes los que saben cómo formular las preguntas. Así
ellas obtienen respuestas de fe, integración y productividad y moral. No pretendo hacer aquí
ningún manual, pero basta decir
que los modos de relación son tan válidos como la más alta tecnología, el capital
económico o los altos salarios, y que solamente con estos
últimos no se llega a
la fe. Por pobres que seamos, no tenemos justificativos cuando no sabemos llevar fe
psicológica al trabajo, la
escuela o la familia y no contribuimos
consecuentemente así, a mejorar esas instituciones. Es esa fe la que está asomando
en las empresas del mundo crecido. Los cambios tecnológicos propician nuevos
modos en las relaciones económicas, humanas y preferentemente en las laborales, que la psicología laboral llama integración, moral y productividad. Son tres factores que convergen en la desmasifteación del trabajo y de
las culturas del miedo. En las
empresas que valoran estos modos de relación, el empleado raso tiene el mismo trato que los
jefes. Se propende a que cada uno
ponga interés en su trabajo, no porque se lo ordenen, sino por propio compromiso. Esto se produce porque se ha
sabido llegar a la fe y
romper gran parte de. los modismos que
imponen las mentiras psicológicas.
La
población de los países pobres debe comprometerse y necesita la oportunidad y
el hábitat para hacerlo. Pero la miseria de estados y empresas se sigue
justificando con mentiras en la miseria de los ciudadanos pobres y éstos la
justifican en la desproporcionada relación de sus ingresos con los de los
ciudadanos ricos. Si no queremos participar a los asalariados como accionistas
u otros estímulos económicos y no sabemos emanar colaboración y fe ¿qué
haremos? En los países ricos hay empresas en las que se estimula
psicológica y económicamente a sus trabajadores. Ello es hacerlos parte,
integrarlos, reconocerlos, orientarlos y estimularlos en la acción práctica del
trabajo, que les da a los trabajadores, poderosas fuerzas emotivas y mentales,
para aplicarlas en favor de la empresa. Para ello, los jefes y la empresa deben
cambiar sin esperar a que sean los de abajo los que cambien primero. Quizás por
todo esto es que hago tanto énfasis en las distintas propuestas que expongo,
tengan como denominador común, empezar desde abajo; desde los más sumergidos.
El verticalismo ya demostró que no sirve, ni para los de arriba ni para los de
abajo.
Muy lejos debe quedar el primitivo miedo
de la estabilidad del empleo. El empleado pasa así a ser más leal y el trabajo
más productivo. Se observa así una sensibilidad tan idéntica arriba como lo es
abajo, pero que se ha iniciado con un cambio cultural de los modos de relación
psicológica desde arriba, para llegar a la fe de todos. El cambio se produce desde
abajo, pero para que se dé, tienen que ser los de arriba los que lo propicien.
En muchos países pobres, los empresarios y políticos viven quejosamente. Todos
parecen ignorar que las empresas de avanzada tienen generalmente sumo respeto
por los trabajadores y no los buscan mártires ni dolientes. Las empresas que no
aplican la nueva modalidad psicológica laboral, sueñan con ansiedad e ingenuas
esperanzas, con inversores venidos del exterior. Pero las empresas de afuera,
que sí aplican la nueva modalidad, buscan radicarse en un ámbito geográfico
desarrollado; que haya infraestructura, seguridad política, menor criminalidad
y que la gente viva sin sufrir las vejaciones de la pobreza. Estos y muchos más
límites ahuyentan las radicaciones y cierran el circuito del subdesarrollo.
Contradictoriamente, cuanto más necesita un país subdesarrollado que los países
ricos participen y ayuden a explotar sus recursos, más inadecuados resultan
para las buenas inversiones extranjeras. Cuanto más pobre es un país, más pobre
es su consumo, menos importa su mercado interno y sus modos y medios son
menoscabados. Los aportes caritativos de los países ricos no han servido. Se ha
creído en un momento, que dando becas a fracciones de personal de los países
pobres, ellos llevarían a sus países mejoras nuevas. Pero sólo se logró que los
becados se quedaran en los países ricos, porque en ellos viven mejor. Quienes
escuchando el clamor de los afectados por las guerras y la pobreza extrema, no
aplican lo que pueden y saben, por poco que sea, para mitigar el dolor, son los
fieles representantes de la mentira que somos como personas. Muchos países
ricos, inexplicablemente, confunden ayuda con colonialismo cultural y/o
político, lo que implica el cambio de unas mentiras por otras. Olvidan que cada
país tiene su tiempo y su espacio. Por lo tanto, mi opinión es que cada país se
redime a sí mismo, según su historia, su geografía y su espíritu de enmienda y
fe en el trabajo, como único medio valiente, cierto e infalible para
crecer. Para ello, solo hace falta libertad para trabajar. Los países ricos, no han de hacer
crecer a otros que no tengan una calidad de vida y una capacidad de redención verídica y
propia. Si los nativos no buscan su propio crecimiento, cada vez serán
más pobres, menos ayudados y hasta despreciados.
HOY TODO EL MUNDO ESPERA EL
CAMBIO
He intentado demostrar desde muchos derechos y
reveses que siempre se pudo hacer más, siempre tuvimos las mejores
oportunidades, siempre fue el momento adecuado para cambiar, puesto que ésta es
una de las cosas más positivas que caracterizan al hombre. Y si analizamos la
historia, nunca el hombre (ya sea de países ricos o pobres) tuvo un momento tan
apreciable para cambiar como este momento histórico. Porque en este momento,
confluyen nuevos modos de relación laboral, nuevas tecnologías y nuevos valores
económicos. Aun cuando a nivel mundial, todo esto sea ínfimo, es válido para
hacer crecer a empresas y estados. Así está demostrado en su faz real de la
historia inmediata.
