sábado, 11 de octubre de 2014



MENTIRAS


Si nos preguntáramos si la pobreza actual de los países está sólo originada en lo económico, ¿Qué contestaríamos? ¿Es una causa o una consecuencia? ¿Cuál es la causa de tanta pobreza, (o si aún no la hemos aceptado), de tanto subdesarrollo o atraso económico? ¿Podríamos decir que es la falta de recursos físicos, intelectuales, tecnológicos, de capital, humana, etc.?, o ¿acaso será la falta de un esclarecimiento psicológico de los hechos reales? Si en esta última pregunta se hallara el meollo del problema, surgiría como consecuencia que hace falta una cultura psicológica que, como ciencia sea capaz de develar las mentiras y de crearlas condiciones para la convivencia. Para aportar elementos críticos, analicemos aquí las distintas mentiras que se dan como excusa pero que no logran resistir pruebas y oposiciones. Se dice por ejemplo, que la pobreza es causada por la falta de capital. Pero la abundancia de capital no demuestra ser garantía para superar la pobreza. ¿Qué pasa con países privilegiados, donde el petróleo brota como agua de manantial generando abundantes recursos? Esos países están situados en distintas regiones del mundo, ¿qué vistas de futuro tienen? ¿Cómo viven y crecen sus pueblos? ¿Han vencido esa inercia estática que los lleva a padecer la pobreza y la mentira psicológica como cultura? El afianzamiento de la pobreza (en cualquier país o región en que se dé), señala el nivel de vida de su población, que será más bajo cuanto sea más bajo su estancamiento de su conciencia psicológica y cultural. Si homologáramos la riqueza en petróleo de esos países con la riqueza agronómica, minera y energética Argentina, por ejemplo, ¿no se probaría que se encuentra en la misma situación?
La superpoblación también se usa como justificativo de la pobreza. ¿Quién debemos decir que es más pobre, según este concepto: el continente africano o el europeo? La alta densidad poblacional puede ser un estímulo para la productividad y la integración, así lo demostraría un simple análisis de la geografía mundial actual. La baja densidad demográfica es otra de las razones que se esgrimen para justificar la pobreza. Sin embargo tenemos ejemplos en el mundo de países no más privilegiados por la naturaleza que muchos países pobres, como Canadá, Australia o Sudáfrica, donde la población reducida no ha impedido su desarrollo. Si agregarnos que algunos países pobres como Argentina, fueron ricos en el concierto internacional hace pocas décadas, con un cuarto de los habitantes que tienen hoy, concluiremos que la subpoblación, no es necesariamente causal de pobreza. Se dice también que si un país es pobre por la escasez de sus recursos naturales como los hídricos, mineros, agronómicos, etc., esa escasez hace que el producto sea más costoso y su producción insuficiente. ¿Japón, es entonces un país pobre? ¿La miseria extrema de la geografía japonesa, no se menciona acaso sólo por ser un país cada vez más rico? ¿No describe lo mismo Taiwán? ¿Éste también es pobre? ¿Qué explicaciones se deben dar de Corea del Sur o de Israel? ¿Sus riquezas se deben a sus bosques, a su minería o a su fertilidad? Veamos también otras mentiras que se dicen como justificación e influyen negativamente: la raza, el clima y el adiestramiento. ¿No es gran parte de Latinoamérica una gran afluencia de razas venidas de países que componen el mundo de los países hoy desarrollados? ¿No están los países pobres situados dentro de una gran diversidad climática? ¿No son los países pobres los que exportan mano de obra especializada y profesionales que les cuestan mucho dinero y luego emigran hacia los países ricos? Innumerables justificaciones y mentiras se escuchan y difunden en cuanto a los desaciertos políticos. Por ejemplo, se dice que el déficit estatal es una causal, y vemos países que se puede decir, son potencias; como EE.UU., que tienen un gran déficit que financian con una gran deuda interna y externa.
¿Qué es más importante?, ¿que las empresas sean del Estado? ¿Privadas?, ¿o que sean eficientes, honestas y productivas? La cuestión de base pasa por la honestidad, el sentido de servicio y los precios competitivos. Siendo que las ganancias resultan de un tributo que el público consumidor otorga a las empresas privadas, así como los ingresos estatales surgen de tributos y tasas impositivas; ¿ello no hace que las pérdidas, el derroche y la -ineficiencia en las empresas privadas sean tan graves como lo son en lo gubernamental? ¿Estas observaciones, son advertidas? Estas mentiras van formando nuestras culturas. ¿Advertimos que cada dirigente, empresario privado es elegido y sostenido a través de sus ganancias posibilitadas por el público consumidor? ¿O, como así también que los dirigentes estatales son elegidos por el "soberano" que a la vez los sostiene mediante las tasas e impuestos que pagan los pueblos? Cuando se dice que no es posible un crecimiento económico con burocracia y corrupción, vemos que desde el hombre primitivo, hubo corruptos y corrupción y que la burocracia surge como un medio de controlar la deshonestidad y los abusos en una administración formal que no advierte las mentiras psicológicas. Esta situación está vigente en casi todo el mundo. Aún en el mundo desarrollado, donde la psicología popular tiene fuertes resabios inconscientes de la guerra y la miseria extrema que ésta produjo, dando lugar a conductas de alta previsión económica. ¿Es ésta la cultura a la que debemos aspirar? ¿Una psicología y una cultura de miedo, de especulación, de explotación ideológica, de culto a la seguridad, a la explotación económica, al sometimiento y la falta de solidaridad? ¿O la psicología debe fundarse en una observación objetiva, que surja de una respuesta al reto real de la vida y su geografía? La miseria económica por lo tanto, es posible de superar con algunas carencias morales, como lo vemos en muchos países. Pero ellos quedan vacíos del contenido profundo de la vida, inseguros, tenebrosos y raciales; situación que manifiestan en su exagerada defensa militar y económica. ¿Es éste el crecimiento que debemos emular? Esto sólo sería propender a una conducta psicológica economicista excluyente de los valores fundamentales.
Muchos de esos países crecidos, exportan ideologías de privatización, cuando ellos mismos no las practican. Algunos someten la propia producción a privilegios, cuando simultáneamente hablan de libertad de comercio, mercado y división estratégica del trabajo y de los recursos comparativos. ¿Estas no son solo mentiras de una psicología de conveniencia? Es así como la Argentina, por ejemplo, les rinde culto, mientras la gran comunidad de los países crecidos, aducen razones de defensa y estrategia para sostener su producción granaría, "colonizar" y justificar psicológicamente la política de sometimiento tecnológico y comercial. ¿Estas actitudes psicológicas indican inteligencia?, ¿Aseguran la paz y la prosperidad sin distinciones geográficas y económicas? ¿Este es el ejemplo que imitamos o las tendencias psicologías que debemos obedecer? ¿Esto contribuye a una convivencia cuerda entre países y ayuda al desarme? Por el contrario, parece ser que solo falta quien arroje la primera piedra para romper la unión o el equilibrio del desorden y la confusión en las relaciones internacionales. No obstante, los países pobres esperan, ilusamente, evadiéndose del presente y de los recursos que esos mismos países tienen a mano para Su propia redención. Cuando la unión está basada solo en el poder, la obligación, o la miseria, cada vez es más costoso conseguirla.
        Los ideólogos nos dicen que hacer, desde distintas vertientes psicológicas, y vamos así, constantemente, desuniéndonos tras diferentes líderes y tendencias, sin darnos cuenta de sus mentiras ni diferenciarlas dé Sus verdades. A la vez, nos alejamos cada vez más de los hechos, del pragma y la praxis, que darán las respuestas objetivas. Cada vez más nos sometemos a explicaciones e intelectualismos de erudición, que contradicen y limitan nuestra acción. Estos, al estar Constituidos por mentiras psicológicas, repercuten negativamente en toda la cultura. Ello lo vemos a través de las consecuencias: pobreza extrema, material espiritual y cultural. Aquellos que aparecen como "defensores del pueblo", apasionados y sensibilizados muy especialmente por los pobres y trabajadores, no parecen reparar en la peligrosidad del poder económico cuando hay pobreza psicológica. Estar frente a los que aspiran sólo a una riqueza económica, es lo mismo que "estar frente a un mono con navaja". Cuando la miseria resiente los intereses de quienes generalmente la provocan, surgen las mentiras psicológicas economicistas que lindan con la superstición y se dice por ejemplo: "Es la abundancia del dinero y sus secuelas económicas la causante". Se arbitran entonces medidas de austeridad y restricción del ingreso, lo cual reduce el consumo y la producción de bienes y servicios, indispensables para satisfacer las necesidades y el desarrollo de las personas. ¿Éstas hechicerías, no son las que afectan a las grandes mayorías y terminan provocando una gran recesión económica? También se miente, afirmando que controlar el circulante de dinero por disminución de los ingresos de los trabajadores, controlará la inflación. Si se analiza la historia, veremos que ésta es una mentira más. Estas políticas, aplicadas en la posguerra, lo confirman. Veamos: un estudio realizado por FIEL de Argentina, dice, en cifras que lo extraído al ingreso de los trabajadores entre el '83 y el '89, llega a cubrir las tres cuartas partes de la deuda externa, y ella no ha sido reducida, sino que por el contrario, se incrementó en un tercio, cuando la inflación que soportó el país en ese período fue la más alta que se recuerda en toda su historia. Es decir que la restricción en el ingreso para el consumo de bienes y servicios por parte de la población, no disminuye necesariamente la inflación, pero necesariamente aumenta In pobreza y In desocupación Como estos, hay en el mundo, infinidad de ejemplos de políticas ejecutadas por líderes prestigiosos que perpetúan las mentiras psicológicas que lleva a sus países a la pobreza. En cambio está demostrado que el equilibrio entre producción y consumo no produce inflación alguna. Y esto no es una mentira. Como surge de lo expresado, son muchos los ejemplos en el mundo de países pobres que tienen los mismos recursos o carencias de capital, físicos, políticos, climáticos, hídricos, geológicos, de densidad poblacional, etc., de otros que no lo son. Esto nos da la pauta de que esas carencias no afectan necesariamente al crecimiento de los países. La relación entre las riquezas naturales y el crecimiento económico, no son directas. Pero el crecimiento económico si, tiene una relación directa con las riquezas tecnológicas, que, combinadas con una adecuada psicología (aún en una gran carencia de recursos materiales), se potencian geométricamente. Sin embargo, el discurso más corriente que se escucha en cada uno de los países pobres del mundo, hace hincapié en las carencias materiales para justificar la miseria que los asuela. Sólo se declama aplicando un comportamiento de pseudo erudición intelectual ególatra, pero no se construye; sólo se construyen mentiras psicológicas declamatorias. Estas manifestaciones dan una clara imagen de la presencia de una cultura fragmentaria, que antepone lo vistoso a lo útil, sin tener en cuenta las instrumentaciones hacia las acciones prácticas que son necesarias e impostergables. La psicología debiera formular respuestas útiles, teniendo muy en cuenta que la pobreza, tanto psicológica como económica, es un flagelo (el peor), que atenta contra la humanidad entera y no sólo contra los países que la padecen particularmente. Atenta también contra la defensa nacional y la seguridad internacional. Todo esto es consecuencia de la falta de una psicología capaz de desbastar las múltiples mentiras y llegar así científicamente a la verdad. Ésta, bien podría llamarse psicología científica de la mentira.
Sobraría decir que la psicología no es la única c incondicional solución, pero debe ser tomada como el alma que Pos ilumine y nos guíe hacia la superación de la emergencia y el crecimiento general. La pobreza, es Una integración de factores estrechamente ligados entre sí y las soluciones que se instrumenten, deben ser un todo orgánico en lo psicológico, sin creer que la solución de algunos factores cambia el todo. No suponer, por ejemplo, como se ha hecho alguna vez, que logrado el resurgimiento dé la democracia en Sudamérica, todo se resolverá y sus pueblos podrán comer, curarse y educarse. No será con planteos teóricos y mentiras psicológicas que tendremos las condiciones a favor. El Suministro de recursos técnicos para superar la improductividad, es sólo un factor más a incorporar y el crecimiento depende mucho del uso que se les dé. Asimismo de la capacidad psicológica del medio para asimilarlos.
      Los aportes objetivos de algunos intelectuales, técnicos y científicos, en los países pobres son sólo simples proyectos que no hallan apoyo, crítica, consenso, estímulo ni ejecución. Pero ésta es la cultura más visible de las mayorías, así hemos sido y somos educados; no como una nueva generación, sino como una continuación de los viejos "valores humanos".
      Se habla mucho de la juventud y de las nuevas generaciones, pero no permitimos que ellas se gesten. Esto no es válido sólo para los pueblos pobres. Ese viejo carcelero llamado cínicamente educación, sólo consigue perpetuar la adaptación y el acostumbramiento a la peor cárcel, la de la miseria psicológica. La misma que, desde hace miles de años, somete a pobres y ricos, grandes y chicos, a través del miedo, la sensualidad, la confusión, la explotación, los símbolos, las imágenes, la miseria económica y las guerras. ¿Prueba esa misma educación, ser útil, buena, o al menos justificar el tiempo y el dinero que en ella se invierte? No por falta de doctores en el gobierno, somos incapaces de superar la pobreza, ni por falta de científicos y técnicos se han sumergido tecnológicamente tantos países. Esta misma educación y esa misma psicología, que dan lugar a una cultura que demanda cada vez más abogados, leyes, militares, policías y controles administrativos, provocando restricciones individuales a costos cada vez mayores, ¿puede estar acertada? Evidentemente no. ¡Pero ésta, lamentablemente, es la única educación que pueden obtener nuestros hijos! ¡No hay otra escuela! Y como es necesario que ellos reciban los ingredientes básicos de, la Interpretación científica y práctica, deben asistir n ella sometiéndose a las mentiras psicológicas que se les imbuye, al precio de que, la necesaria w instrucción, se contamine con esa mal llamada educación. Los colegios privados por caros que Sean, están en la misma o peor situación. Pero ésta es la realidad hasta hoy, y desde esa realidad, debemos abordar las respuestas. No desde las fantasías y artificios que se escuchan por doquier como explicaciones y soluciones evasivas, fraccionadas, fraccionarias y mentirosas. Sería preferible que liberemos o desviemos nuestras mentiras y exposiciones doctorales hacia cosas menos importantes. No decir por ejemplo: ¡Quiero a mis alumnos! o ¡a mis hijos!, cuando se admite que deben ser torturados, angustiados desperdiciado su tiempo y arruinado su carácter sin nada hacer como respuesta. Puesto que Se entiende que si un padre quiere a sus hijos inteligentemente, es que quiere a todos los hijos del mundo, y participa dando consecuentemente, respuestas integradoras para combatir esta aberración. Este concepto es válido para los educadores para los padres, para los gobiernos y empresas. Enmendar esta inacción y estas mentiras, promoverá una educación que no será sólo del conocimiento, que es una parte de la mente, sino de toda la mente. Las verdades psicológicas promoverán un sentir hondo y claro, integrado ordenadamente con lo físico, lo indispensable y lo fundamental del individuo, la familia, la educación, la instrucción, la sociedad y el trabajo. Esto dará el sentido crítico y de satisfacciones que traen consigo, tanto el aprender como el enseñar, gobernar, trabajar o convivir. Estos beneficios no se obtienen con coacciones, autoritarismos ni prefabricaciones estereotipadas, tan erradas como artificiales, inútiles y extemporáneas, que los chicos y aún los grandes y los trabajadores no contaminados (que deben aprender las nuevas técnicas laborales), reciben, sin interés y con fastidio, como un castigo u obligación. Tampoco se pretende la libertad absoluta para ellos, pues es necesario el orden que implica el ejercicio de la libertad. La psicología, que como ciencia debe desbastar la mentira, ayudará a ver, por oposición, la verdad, y a tomar conciencia de la realidad.
       Los cambios en los individuos, en el trabajo, en la familia y en la educación, lo mismo que los cambios en la política, para que sirvan, deben desenvolverse desde un relevamiento de la realidad económica y cultural con el aporte del análisis psicológico de la mentira. Esos cambios deben comprender también a los chicos, sin creer a priori que éstos son buenos. Ellos representan nuestro futuro inmediato, a la vez que son el resultado de nuestro propio tiempo presente y pasado y no es fácil, aún en situaciones ideales, cambiarlos total y rápidamente. Sólo es posible hacerlo en forma paulatina y conjuntamente con los cambios indispensables en la política, la economía, la ciencia, la sociedad, la familia, los medios de comunicación, etcétera, que deben liberarse de las mentiras psicológicas. Se proyectará así una auténtica cultura en una nueva generación. Hay opiniones falaces, o al menos demasiado optimistas, que dicen que sólo cambiando la educación se abrirá un ángulo de proyección infinita de cambios benéficos hacia todos y todo. Esto es un entusiasmo absolutista y una mentira rotunda. Es ingenuo pensar en una educación ideal, para una familia, una sociedad, un gobierno y un trabajo que no lo son. El contenido, origen y fin de la educación, requiere evidentemente una toma de conciencia medular y crítica que arranque de raíz toda ingenuidad tilinga. Esta no ayuda a comprender un medio que padece de vicios y enajenaciones psicológicas manifiestas en lo práctico y en lo espiritual, muchas veces difíciles de ser asimiladas por las nuevas generaciones. Si como por un milagro o genialidad, se obtuviera un sistema de educación tan eficiente que fuera capaz de producir seres ideales, sólo les provocaríamos serios problemas futuros, puesto que todo anticipo en el tiempo es una desubicación y una contradicción histórica a la vez. La finalidad de la educación, es cultivar cualidades y aptitudes psicológicas, que permitan (además de sacarnos de la pobreza económica) que nos desenvolvamos con la máxima eficiencia en la expresión de una vida real, (sea esta realidad satisfactoria o no), y no de una vida ideal y por lo tanto mentirosa. También existen posiciones que delegan toda responsabilidad de cambios trascendentales a las instituciones, cuando éstas son solamente el resultado de In psicología mentirosa de In educación y las culturas viejas expresadas en el individuo medio.



MENTIRAS PSICOLOGICAS, TRABAJOS Y NECESIDADES:

      Para satisfacer las necesidades llamadas superiores y aprender esa dicha, se hace indispensable superar previamente la emergencia moral y psicológica. El sólo hecho de tener una economía floreciente no nos conducirá necesariamente a satisfacerlas, por el contrario, es posible que nos degrade. Si sólo de ganancias económicas se tratara, ¿no deberíamos ganar dinero allí donde más rinden nuestras energías y hacerlo a través de la especulación financiera, el ardid, la estafa, el tráfico de menores, armas, drogas, el agio, la manipulación del trabajo ajeno, etc.? ¿O es que hemos sublimado tanto el bien, que nuestras inmoralidades y nuestras mentiras son explicadas y justificadas sublimemente para los demás y aún para nosotros mismos? Mientras nuestros preceptos morales sigan siendo una manifestación de los miedos e inseguridades económicas y psicológicas, no obtendremos claridad y orden en los pensamientos y en la acción. Así el sentir y todo intento educativo, ético, religioso, político y filosófico, no tendrán sentido. Antes hay que saber lo que no sabemos que somos.
      Es sabido que nuestras principales características intrínsecas como seres humanos, son las potencias para superarnos en las emergencias, crecer y enmendarnos, aprehendiendo y buscando una armonía interior y exterior que nos conduzca a la felicidad. Pero no llegaríamos a ella, sin las profundas desazones y desasosiegos que nos imponen las necesidades y las respuestas. Éstas, están en una confrontación permanente que da Sentido a la vida misma y su evolución. Las necesidades provocan dos reacciones complementarias y opuestas a la vez, que son: la demanda y la oferta. Representan a la demanda, las necesidades humanas, las aspiraciones que promueven desazones y a veces frustraciones, si no conllevan el bienestar y la dicha. La oferta y las oportunidades se encuentran casi siempre en el exterior, e imponen obligaciones, valores, condiciones psicológicas y. precios que limitan las posibilidades. Todo ello a cambio de satisfacer las necesidades total o parcialmente, en condiciones siempre fluctuantes. La oferta y la demanda, nos convocan e incorporan al juego de vivir, trabajar y aprender, con instrumentos que van cambiando e invitando a crear constantemente nuevas estrategias. A veces las condiciones son favorables y otras veces son adversas. En estas circunstancias, se origina una dialéctica y una partida que si no la jugamos con todo, un buen estado y con valor, la perdemos y somos sometidos psicológicamente hasta el extremo de ser humillados y dominados por la miseria y la mentira. ¡Cómo evitar esto! Es indispensable saber cuáles son nuestras necesidades primero, y luego cuáles son nuestras limitaciones y posibilidades. En sus albores embrionarios, el hombre no sabía trabajar. Mucho menos en lo que se refería a productividad y eficacia. De haberlo sabido hacer, se habría ahorrado miles de años de terror. El hombre sapiente no fue mucho más que un mono sin amaestrar, destructivo y brutal. Esto fue tan así, que debió soportar ese desmedido tiempo para aprender a hacer más suyo el medio externo. El hombre primitivo ha sido brutalmente atacado por la naturaleza externa. Es contradictorio esperar que el mundo externo laboral de hoy, sea de cuerdo, si su  mundo interno sigue padeciendo profundos conflictos, que siempre están originados en mentiras subconscientes psicológicamente. Veamos  por ejemplo: la división del trabajo trajo aparejada una gran división en el empleo. Y la pluralidad de bienes producidos, trajo la moneda como medio de cuantificar la distribución y permitir un más fluido intercambio comercial. Asimismo, una administración más ajustada, que nos negamos a aceptar racional y psicológicamente. Nuestras apetencias no coinciden con las cantidades reales que producimos y percibimos y por ello debemos enfrentarnos con la psicología, la moral y la economía. ¿Cuáles son entonces las razones, la vehemencia, el ardor o las fuerzas de que el hombre dispone para superar semejante problemática? Por cierto, infinitas. Se hace imperioso por lo tanto el análisis crítico de nuestras mentiras psicológicas para poder determinar pautas e instrumentos veraces. Es decir, es necesario saber con anticipación, si lo que nos empuja es la reivindicación, la afirmación, las compulsiones, las mentiras o los hechos reales. De lo contrario, es inútil o lento todo propósito de enmienda y superación de la pobreza. Los animales viven de la simple depredación. El hombre trabaja para adaptar el medio, algunas veces para destruirlo y otras para utilizarlo, aunque no siempre eficazmente. Algunos países producen 10 y hasta 50 veces más trigo que otros en igual superficie. Los cultivos naturales no son adecuados ni suficientes para cubrir las necesidades del hombre. Menos tras su actual crecimiento demográfico. Es por ello que las producciones agropecuarias ya no son naturales, pues requieren de la incorporación de tecnología. Si se dejara la producción librada a la naturaleza, volveríamos al primitivismo y a la limitación extrema, en pocos años y a los peligros para la salud que ello implica. Nos someteríamos a padecer hambre y enfermedades que harían morir de inanición al 70 % u 80 % de la población mundial. La naturaleza pura, es inadecuada para el hombre. Cada vez más, el trabajo hecho con la ayuda de las ciencias, demuestra como la naturaleza pura es severa y despiadada. Lo ha sido en la historia y mucho más en la prehistoria. La naturaleza pura, solo nos da una. Supervivencia insuficiente, insegura y tortuosa. Por eso gran parte de nuestras necesidades, ha tenido que ser satisfecha en forma artificial. Si dejáramos de trabajar la tierra, los granos mejorados por el hombre desaparecerían de su faz en pocos años, ganados por otras vegetaciones más resistentes y adaptables a la naturaleza pura, pero que no satisfarían los requerimientos del consumo humano. Pero últimamente nos están invadiendo algunas ideologías mentirosas que se disfrazan de ecologistas, desconocen la realidad, no dan respuestas útiles y sólo consiguen dividirnos. Quienes las sostienen como estandarte, se olvidan que la peor contaminación es la pobreza, que no sólo es acompañada por el hambre y la enfermedad, sino generalmente, también por la incultura. La alimentación del hombre ya no proviene de recoger los frutos y animales que la tierra ofrece, puesto que no sólo los ha mejorado, sino que los ha adaptado a sus necesidades no naturales. Así se ha creado otras, como automóviles, medicamentos, etcétera, que otros animales no se procuran artificialmente. Es debido a su creatividad en el trabajo que el hombre se alimenta biológica y espiritualmente. Somos extraños seres para este planeta. Sin garras, colmillos, veneno, ni instinto suficiente para la conservación y la defensa. Sin cuero u otra protección para las inclemencias (amén de las inclemencias psicológicas y los límites impuestos por la sociedad), debemos vestirnos para adecuarnos al clima. Somos los únicos en el reino t animal, (además de las víboras), que consumen por sí mismos leche de otros animales en la adultez. Rarezas interminables para incluir aquí. Nuestras rarezas también son por la risa, la voluntad, el afecto, el trabajo y la posibilidad de tomar consciencia de nosotros mismos; afectos y consciencia que sólo una revolución psicológica podrá acrecentar. Estas dos últimas características parecen ser las más relevantes. El hecho de conocer, reparar, observar y darse cuenta de sí en todos sus actos y movimientos, aún en los más íntimos, permite aseverar que el hombre será merecedor de las mayores satisfacciones espirituales: si aumenta los niveles de conciencia. Esta revolución; aplicada al trabajo juntamente con las ciencias físicas y experimentales, llevará a la humanidad hacia un comportamiento laboral, donde cada vez más el trabajo participará de las manifestaciones espirituales. La naturaleza pura no nos da árboles cuyos frutos sean panes, televisores o automotores, pero la materia prima de estos exóticos artificios proviene de la tierra, es decir, desde lo primario. Esta es la naturaleza y ésta es nuestra situación. No es lo que queremos o lo que creemos que debería ser. Ello es un hecho patéticamente así y sólo los hechos son siempre indiscutibles. Sólo el espíritu del hombre, su combatividad, In observación profunda de sí mismo y de la naturaleza tal cual es, serán los vehículos que nos permitan transitar por la abundancia y tal vez incursionar por la más alejada de las galaxias. Pero esto sólo lo lograremos trabajando. ¿El hombre desarrollarla su capacidad creadora, su libertad, su afecto, su inteligencia y su poder, si no fuera porque sus necesidades están en total desacuerdo con este planeta? Estos desafíos serán su gloria. Ganar esa batalla lo aproximará a la o las entidades que rige los destinos del "todo". Podría así afirmarse sin eufemismos ni soberbia, que es al mismo Dios, si aceptamos que existe, al que nos aproximaremos llegando en nuestro vehículo de adaptación y entrega: el trabajo. Cada vez más las ciencias experimentales preparan mejor el trabajo y cada vez más las ciencias humanísticas tratan de hacerlo más grato y placentero. Es por ello que las empresas y los estados que no lo hacen así, se relegan. El conjunto de estas actividades, conforma el orden estructural evolutivo de la cultura, para satisfacer nuestras necesidades. En un futuro no tan lejano, gracias a las nuevas formas de trabajo, la economía dejará de ocuparse en el análisis de lo escaso, para dedicarse al análisis de la abundancia. Esto nos dará la libertad de acceder a la espiritualidad. La libertad implica un orden, que sólo la individualidad psicológicamente inteligente podrá asumir cuando el hombre tome total conciencia de sí. Esto también implica que el hombre está más allá de la elección y la democracia, la que pueden mejorarse y hasta substituirse con un trabajo más placentero, menos autoritario y más tácito. Así lo empezamos a ver a través del mundo de las organizaciones intermedias. Ellas están creciendo más y más en forma de posiciones de gran magnitud que no parecen advertidas. Estas organizaciones tampoco parecen advertir su grado de participación. Ello demuestra que se van superando dos factores detractores: el ego de los políticos y los objetivos de lucro y codicia desmedida y alienante en algunas empresas en sus personas y personalidades.
Una demostración objetiva de la importancia de un orden de prioridades en la Satisfacción de las necesidades, lo da el hecho de que las organizaciones intermedias, son más fuertes y abundantes, allí donde contradictoriamente, menos se las reclama. Son manifestaciones y formaciones espontáneas que se dan en el medio, como producto de la evolución hacia la actividad terciaria. Sólo cuando se superó aquel nivel de vida donde los menores de doce años tenían que trabajar por menos de un kilogramo de pan diario, fue posible que la asistencia escolar no fuera un privilegio, sino un derecho a la vez que un deber. Aspiraciones estas muy declamadas pero imposibles de practicar frente a una patética realidad. No sólo por la perversión y explotación, sino porque esas eran las condiciones de la productividad del trabajo. Éstas no han cambiado gracias al ego y las supersticiones, sino gracias a la devoción, vehemencia y abnegación de los trabajadores científicos y tecnólogos.
         Los conflictos que plantea la humanidad ¿son originados por un proyecto natural de perfección y crecimiento del individuo? ¿Por una falta de educación adecuada? ¿Por falta -de respuesta a sus necesidades externas e internas? ¿Por falta de una psicología que, como ciencia muestre lo real y lo mentiroso? ¿Por la falta de oportunidades cualitativas y cuantitativas de trabajo? ¿O es que las preguntas se conllevan? A mi entender la evolución sicológica del hombre (antes que de la sociedad, por ser aquel la unidad elemental de ésta), le traerá la paz, la felicidad y la armonía, y como consecuencia de ello traerá bienestar Social a los pueblos. Lo logrará tanto o más rápidamente, cuanto más rápido se operen los cambios de modos y medios de vida para optimizar las respuestas a sus necesidades. Incluyendo en ellas el trabajo, la educación y la conciencia de sí, que sólo se liarán posibles, si se anticipan respuestas a que necesidades mínimas pero indispensables se deben atender para hacer más realizable el destino tic desarrollo infinito del hombre. Será así capaz de proyectarse y proyectar una civilización y una cultura totalmente nuevas en el tiempo. Surgirá así una revolución psicológica, no sólo dentro del él mismo, sino también en todo el mundo externo, logrando una comprensión práctica y objetiva de lo material y la superación de los alienamientos impuestos por el miedo y/o la ignorancia, que hoy sostienen la pobreza espiritual y material como cultura. La vida no puede seguir viviéndose como un conflicto de necesidades cambiantes en el espacio y el tiempo, dando origen a historias generadas por fuerzas desordenadas y muchas veces ignoradas, que se encuentran dentro y fuera del hombre. Las guerras, miserias y sometimientos provocados por el hombre, siempre se deben a los conflictos que se producen entre las necesidades y las respuestas; a un miedo de vivir del todo este conflicto y a la ignorancia para comprenderlo. Este miedo genera ignorancia, y ésta a su vez, genera miedo. Se cierra así el círculo donde se pierde el concepto de lo que es prioritario. Ambos (miedo e ignorancia), se superan cuando nos liberamos de las mentiras psicológicas. Este es el único modo de cambio consciente y voluntario de superación de los conflictos y la pobreza. Es por éstos que el hombre carece de paz y sólo la obtendrá, conjuntamente con el bienestar, cuando sea capaz de enfrentar conflictos y pobreza con una acción de inteligencia y sensibilidad frente a la vida y sus mensajes mentirosos. Las respuestas o la satisfacción de las necesidades, exigen derechos, deberes y otras condiciones que actúan como una unidad total, compleja y difícil de ser claramente percibida por el individuo. Son limitaciones propias e impuestas desde el exterior que nos impiden comprender, amar o actuar, en circunstancias a veces favorables, a veces no. Esta es Una dialéctica desde donde se generan los problemas que deben esclarecerse por medio del análisis de las necesidades. Para ello se requiere de la psicología, que como ciencia de la mentira, nos revelará la verdad.
       La base de todo lo manifestado, se puede resumir en este conflicto, donde todo está encubierto por los "modos de relación". Es decir modos psicológicos. Éstos crean una dialéctica que se extiende tanto, que nuestra psiquis no la puede esclarecer. Se hace cada vez más extensa, compleja, desordenada, confusa, dominadora y fragmentaria. Esto trae consecuencias de alienación y degradación, tanto de las personas como de las civilizaciones, su destino y su medio, que sólo el conocimiento y la comprensión del mundo interior del hombre pueden resolver. Esto precisamente, es lo que debe tratar la psicología como ciencia de la mentira. Es una dialéctica entre dos combatientes: las necesidades por un lado y los que las satisfacen y sus condiciones, por el otro. Se hace difícil resumirla claramente, pero es la base desde donde se puede empezar a ver todo lo que nos relaciona con aquello que i nos presenta como real, con todo lo que se nos presenta como subjetivo y/o con todo lo que se nos presenta como mentira
       ¿Qué Son las necesidades? ¿Cómo sería la vida sin necesidades? ¿Todo lo existente 0 gran parte de ello se funda en las necesidades? ¿Existe algo antes de las necesidades? ¿Es posible Comprender todo lo existente comprendiendo las necesidades propias y ajenas? ¿Son ellas la base de la dinámica del universo conocido? ¿Las necesidades particulares generan las generales y viceversa? ¿Las necesidades son simbólicas, reales, o existen ambas? ¿Los valores se anticipan a las necesidades, o éstas crean los valores? ¿Las necesidades están determinadas? ¿Las ajenas son complementarias a las nuestras y viceversa? ¿Todo modo o medio de satisfacer las necesidades es trabajo? ¿El trabajo es una necesidad en sí mismo? Hasta que no comprendamos el valor, sentido y características de las necesidades y del trabajo, no habremos comprendido el valor, sentido y características de la vida. Es una sabia ley de estrategia en la guerra, cuya táctica no comienza amando al enemigo, como tampoco odiándolo, sino conociéndolo. Los grandes hombres que legaron beneficios permanentes a la humanidad, tuvieron esa actitud de comprender antes de cambiar, atacar, criticar o educar. Fundaron sus acciones en la claridad y comprensión de las situaciones reinantes, así éstas estuvieran relacionadas con el arte, la política, el desarrollo de la economía, la guerra o la paz. Lo místico y lo científico, se fusiona y visualiza con la luz de la realidad circundante. Así lo muestra el profundo carácter científico y también místico de Cristo, que aún al ser ferozmente torturado (previo a su muerte), no perdió la objetividad ni dejó que el odio, la venganza y otros condicionamientos de la emotividad, turbaran su mente, perdonando a aquellos que no comprendían lo que hacían. Esta reflexión fue tan sabia para aquellos tiempos, como lo es, lamentable y tristemente, para el día de hoy. Vivimos una gran sofisticación científica y tecnológica y no hemos sabido reconocer y responder a las necesidades. Las reformas políticas, sociales y económicas, sin antes concebir las necesidades del trabajo, sus modos, fines, medios y la psicología que ello implica, son sólo respuestas a simples consecuencias y provocan confusión, miseria y crisis. Esto exige reformas sobre reformas, indefinidamente. Sin conocer las causas, como necesidades primeras y fundamentales pero profundas del ser humano y su mundo psicológico, físico, espiritual y laboral, siempre estaremos en el error y la confusión. Seguiremos así como hasta hoy, tratando de encontrar soluciones políticas, económicas o de organización, que sólo serán paliativos, sustituciones y delirios proselitistas que pasarán de una camarilla o de una tiranía a otra, curando cuando mucho las intoxicaciones, pero dejando los contaminantes como fermento.
     ¿Quiénes pueden satisfacer nuestras necesidades? En un orden general, la oferta, ésta se halla en manos de las empresas, los estados, la familia, de la sociedad o de la naturaleza. Es fácil deducir sin mayores explicaciones, que sin ellas no podríamos subsistir. La naturaleza nos provee de toda su esfera de manifestaciones, todo proviene de ella. En los últimos siglos y particularmente en las últimas décadas, requerimos que haya sido/adaptada v transformada previamente por la sociedad en bienes más sofisticados y más adecuados a nuestras necesidades). Estos deben ser útiles, vistosos, indispensables o secundarios y el mercado los ofrece junto a los servicios y los pone a nuestra disposición gracias al trabajo de todos. Es por eso que la sociedad, a veces en desmedro de la familia y de la naturaleza, ha pasado a ser la principal fuente de satisfacción de nuestras necesidades. A cambio de ello, impone condiciones más complejas que la propia naturaleza, a través de normas, precios, representantes, leyes, valores, autoridades, etc. Nos dice qué es lo bueno y lo malo, qué debemos sentir, hacer o pensar. Es decir cómo quiere que seamos. Si así no somos, descarga sus críticas y/o sanciones, a través de la familia, de la educación, de la justicia y de la sociedad en general; por intermedio de amistades, vecinos, medios laborales, etc. Como también de nuestros enemigos. Si la transgresión es mayor, nos escandalizará pública y masivamente. Si la falta está legislada, nos someterá inclusive hasta la prisión o la ejecución. Aún cuando gran parte de todo esto, sea inútil, inoperante o mentiroso. La Sociedad nos obliga a que vayamos a la escuela o al trabajo, que seamos mansos y útiles, presionando sobre las necesidades impuestas por nuestra propia naturaleza interna. Siempre que así lo hace, termina limitando nuestras necesidades combativas, sexuales, afectivas, laborales, espirituales, sociales, intuitivas y aún las básicas e indispensables. Impide así nuestro desarrollo individual a pleno. Así se origina siempre por parte del individuo, el rechazo, la indiferencia o la agresión hacia la sociedad. Y cuando por el contrario, esa sociedad le es favorable, acepta las condiciones que le impone, tomándolas como valores convenientes, defendibles y necesarios socialmente. Este rechazo o aceptación recíprocos, da lugar a una lucha entre los individuos y la sociedad, que es necesario comprender. En caso contrario se produce una alienación generalizada, que se transforma en un debilitamiento de las fuerzas interiores. Si no se toman recaudos, es decir si esto no se advierte, se hace inevitable la presencia de un falso juez de dicha lucha en nuestra mente (que no existe, que es en realidad una mentira psicológica, pero que nos hace creer que es nosotros mismos y consecuentemente decide por nosotros). Con sus reglas de juego, nos conflictúa para luego, desde nosotros, ocupar y explotar por proyección colectiva a toda la sociedad. Listo provoca una cultura que, bajo el comportamiento psicológico, irreal y por lo tanto mentiroso, exacerba valores negativos como la pereza, la mezquindad, la agresión, la codicia, la envidia y otras manifestaciones acentuadas en nuestros tiempos, que algunos místicos podrían considerar como las tentaciones a las que nos incita el diablo.
       Para cubrir nuestras necesidades, lo fundamental sigue siendo (como en los tiempos primitivos), tener donde dormir, qué comer, con qué abrigamos o vestirnos, cómo preservar nuestra seguridad, convivir, aprender a proteger nuestra salud, nuestra familia, nuestro trabajo o educarnos. Pero por imposición de este personaje y sus mentiras, practicamos también la cultura de la suntuosidad, de lo vistoso, y del consumismo inútil y codicioso. Generalmente así nos disfrazamos para que nuestras mentiras sean más creíbles. Pero hay necesidades que deben satisfacerse. Cuando ello no ocurre, se produce una deficiencia y/o deformación en el desarrollo, la fortaleza y la potencia física, afectiva, emocional, e intelectual de las personas. Ello sucede generalmente por falta de oportunidades adecuadas de trabajo y otros recursos que permiten el ejercicio pleno de la vida. Si dichas faltas no se resuelven, es imposible aprender, perfeccionarse, elevarse en la personalidad, el carácter, la cultura o ejercer eficazmente el trabajo y crecer en la conciencia y evolucionar. Entonces, este personaje mentiroso, que a veces oficia de árbitro, juez o patrón, nos posee más fácilmente y nos transforma a su imagen, en una mentira más. Se producen así alienaciones impuestas en nuestra propia mente, por este personaje, que nos ocupa como por usurpación, para explotarnos e influir desde nuestra mente, en nuestras decisiones, en nuestra conducta, en nuestra objetividad, en nuestros valores, y en nuestro modo de trabajar y relacionarnos en el trabajo. ¡Y aún así, le damos la bienvenida! Kennet Arrow dice en "Econotnic Philosophy, refiriéndose a un concepto parecido a éste de Joan Robinson: "La miseria de ser explotados por los capitales no es nada comparada con la miseria de no ser explotados en absoluto". Este personaje influye tanto en nosotros, que haciendo una analogía, podríamos decir: "La miseria de ser poseídos por este personaje no es nada comparada con la miseria de no ser poseídos en absoluto". Ya no somos nosotros mismos. Nuestras decisiones y relaciones quedan en manos de un usurpador falaz. Y hemos sido nosotros los que creamos a este personaje. Increíblemente lo adoptarnos como remedio en nuestra mente para arbitrar las necesidades que nos impone el exterior y también nuestras necesidades interiores. Nos encontramos entré dos fuerzas opuestas, Una, (la de mi mente liberada): que quiero despertar las quejas, críticas y sanciones de mis acciones", porque lo merezco y mi conciencia me lo reclama. Y la otra (en la que me influye el personaje): "que no quiero, jorque me parece que es mucho sacrificio, peligroso, que no va con mis ideas, mis gustos, mi modo de ser y me justifico diciendo: "yo soy así". Y si bien yol no soy así, sucumbo a la tentación de estar vigilado, controlado,  .acompañado y tentado constantemente, a más miedos, debilidades y carencias", por mi antiguo yo. Este personaje falaz que me miente y me hace mentirme a mí mismo y a los demás. Entonces mi mente ya no cumplirá su función objetiva de reflejar, los hechos reales tal cual son, sino como el falso yo mentiroso quiere que sean. Actúo de un modo irreal, miedoso, conflictivo, caótico, fraccionado y condicionado. Útilmente no refleja imparcialmente la realidad, ni tampoco mi voluntad, afecto, valor, inteligencia o intuición y la verdad de lo que realmente soy. Mi mente sólo refleja las mentiras de ese “juez”/El anula mi infinita valentía, inteligencia, poder y amor. Es ese personaje quien ahora ocupa la existencia de un modo total y totalitario, como si mi vida fuera una obra de teatro. Sin yo quererlo ni saberlo, me quita la espontaneidad, mis sentimientos más profundos y me priva de satisfacer mis necesidades espirituales, éticas, estéticas y científicas. Me impide también, entregarme a vivir plena, afectiva e inteligentemente. A la vez, atenía contra tul salud, cuanto más me tensiona al obligarme a que me concentre en las ideas, mentiras y órdenes que el impone. No veo más (como el científico en su microscopio el microbio mortal) los hechos humildemente, sólo los veo según mis debilidades, que no son mías, sino de mi patrón psicológico. Mi yo real ya no existe. Mi consciencia real, desaparece. Así, me paso la vida, sometido a ideas, personas, relaciones, cosas, hasta que todas éstas son sólo símbolos, imágenes y modos de relación con un grado de nuestra conveniencia, ilusión o desilusión. Las personas no valen por ellas mismas y no me importa su mundo; no comparto sus expresiones. Limito el amor, sólo a las personas que se muestran como mis ideales; convenientes o no. Vivo de mentiras, interpretaciones, ilusiones, postergaciones y evasiones indigestas, que serán luego el pasado no experimentado objetivamente. Este es otro personaje del guión teatral. Creado por la mente para substituir la verdad; substituye a mi único y auténtico yo, como persona; para hacer que yo, haga también lo que este nuevo personaje quiere y me convierte en un ciego que ya no puede ver la realidad tal cual es. Entonces ahora él también se encarga de mentir, clasificar y controlárselo lo que él dice que me conviene o no. Él tiene, como una gran computadora, sus mecanismos, programas y sus códigos y me hace actuar como un aparato o una computadora. Esta función es necesaria, pues así adquirimos conocimientos y capacidad funcional. Pero esto no debe ocurrir siempre, y menos cuando tratamos con necesidades subjetivas, personas, o hechos sociales sujetos a cambios y complementaciones dinámicas que requieren inteligencia, percepción, valor, afecto y atención. Este segundo personaje está profundamente ligado a las situaciones políticas, económicas y culturales y muy especialmente a las laborales, familiares y educativas. Por lo tanto, es posible atenuar en gran parte sus efectos desde la psicología como ciencia de la mentira. Esta evitará que se vayan creando luego otros personajes proyectados por 2o, que siempre estarán relacionados con el tiempo. Ejemplo: mi árbitro crea substitutos del presente. Este segundo personaje origina una deuda con la realidad, que voy acumulando en el pasado y a la vez, me hace magnificar el futuro que deseo o que temo.
       En síntesis: he descripto el 1er personaje (del presente) que es la primera mentira que genera todos los otros personajes y mentiras psicológicas. Veamos los otros sus tiempos y efectos. 2o Personaje (Pasado): Esta segunda mentira, creará un conflicto psicológico del manejo de todas las necesidades que por una razón u otra quedaron insatisfechas. Esto, al margen del déficit económico que arrastra, es también un déficit de actividad, de vida, de realidad, experimentación, o de trabajo que he dejado de hacer por imposición del primer personaje (primera mentira). Él ha reprimido estas necesidades y me ha obligado a guardarlas en este segundo personaje, que es el depósito inconsciente. Desde allí presiona con reacciones compulsivas, dando lugar a diagnósticos psíquicos y también físicos graves, que a veces confinan al individuo a sufrir cárceles o manicomios, o a tener situaciones conflictivas y/o deficiencias, en el trabajo, la familia, la sociedad y en mi propio cuerpo. 3er Personaje (Futuro): Entre el primero y el segundo personajes, crean un tercero. Cuántas más frustraciones y deudas tenga yo con el pasado (o sea con el segundo personaje), más me evadiré del presente (primero) y más fuerte será este personaje). El mismo se puede definir como magnifico y que magnifica todo y al vivir siempre en el futuro, de ilusiones y postergaciones y se toma a pecho, todas las imágenes e imaginaciones. Si no fuera por su falta de cordura y sus nefastas desilusiones se podría decir que este personaje es una mentira piadosa y/u optimista. Él es quien crea, (mediante la sobrevaluación de las posibilidades, personas y cosas), todo tipo de tensiones, susceptibilidades, agresiones, complejos de inferioridad, pobreza, conflictos laborales, angustia, etcétera. Este tercer personaje siempre tiende a agredir y es esencialmente así por su interacción permanente con el segundo personaje, es decir, con el pasado. Alguno de estos personajes se tornan protagonistas principales del guión teatral llegando a sobreponerse a los otros.
De estos tres personajes, se proyecta una cantidad indefinida e indescriptible de otros personajes peculiares. Es decir que aquí estaría la fuente de donde se generan los múltiples "egos" que substituyen a las personas, al trabajo, a los organismos, a las empresas, a los estados y a sus realidades más intimas por mentiras psicológicas. Entre ellos, para citar algunas de sus características, podría nombrar la sed de justicia, la ambición desmedida de poder, de fama, de riquezas y los que dicen siempre "debería", "debe ser", "debía haber sido” etc. Se encuentran también, los personajes de la culpa, la crítica, el odio, la venganza, las neurosis místicas y una pluralidad de expresiones que la psicología y la psiquiatría diagnostican como patológicas y otras veces la justicia como faltas que sanciona. Pero este es nuestro estado de salud mental de casi todos y muy pocos son considerados locos o delincuentes. A este estado mental le llamamos "normalidad". Cada uno de esos personajes puede manifestarse como: justiciero, ingenuo, ladrón, leguleyo, débil, sexópata, estafador, sádico, masoquista, vicioso, ventajero, delirante, 'etcétera. Estos personajes no devienen de un determinado tiempo; provienen siempre de entre el primero al tercer personaje o de una conjunción de ellos. Lamentablemente, suelen impulsar a los malos policías, maestros, militares, empresarios, padres, gobernantes y a muchos de los que tienen algo que ver con la autoridad, como asimismo, el delito, la vagancia, la educación estereotipada, la corrupción, la ventaja, la especulación etcétera. Siempre tienen explicaciones, justificaciones, evasiones que apañan y encubren su proceder de un modo racional, a la vez que evaden las respuestas objetivas para "defenderse". Estos últimos personajes que, como los tres primeros, son una mentira, son el centro de los conflictos y convergen con aquellos. Algunos creen ser de un modo y quieren ser de otro modo. Esto pervierte la realidad e impide que afloren los verdaderos valores que toda persona con conciencia propia y real tiene, puesto que son sus identificaciones las que impiden el verdadero saber. Sólo creen saber, pero no saben y contradictoriamente postergan el hacer conflictiva y cruelmente.
El trabajo no puede seguir siendo sólo una función mecánica de la convivencia de aquellos  personajes, donde todo queda irracionalmente fracturado y reñido con la colaboración y la interacción individual como parte unitiva del conjunto. La naturaleza propia y externa del hombre, ¿no pone una piedra en la rueda de nuestro futuro, dejando en las tinieblas nuestro pasado? En absoluto, en la medida en que lodo lo obscuro está dado por estos personajes, éstos pueden ser perfectamente erradicados de toda la masa social, por la psicología como ciencia de la mentira donde el trabajo es un coadyuvante fundamental y hasta un arte que tiene la virtud de sacar a fuera todo lo que no es autentico.

        En la historia de la humanidad, ha habido muchos Hombres en los que han vivido
estos personajes, para hacerlos trabajar sin saber cómo ni para qué. ¿Cuál es entonces la razón por
la cual, algunos científicos, guerreros, místicos y hombres de distintas condiciones superaron a los personajes y sus mentiras psicológicas, a la tradición y a las culturas circundantes, logrando ejercer su soberanía interior? Sencillamente, los superaron porque ellos los observaron y los vieron de un modo objetivo. ¿Dónde se origina realmente toda la energía, toda la fuerza de vivir, la voluntad y el entusiasmo y toda la auténtica seguridad, libertad y orden? Nada puede producirlas si esas condiciones no se hallan vivenciadas en nuestra autenticidad interior. Nada es más eficaz para experimentar esas vivencias, que el trabajo. Una auténtica educación, es deducir (propiciar la expresión de lo interno) a través del trabajo. Es necesario promoverlo para que sea la materia prima, el agente del movimiento y exteriorización de nuestro mundo interior, de un modo auténtico y real. El mundo exterior no nos da las energías que interiormente ya poseemos, desde siempre. Solo la libertad laboral y su ennoblecimiento nos incita a exteriorizarlas. Así el trabajo se expresa y va formando nuestro cuerpo y psiquis para desarrollar una mayor conciencia. Para ello hay que trabajar con el aporte de las tecnologías y las ciencias humanísticas. Las distintas religiones y prácticas de espiritualidad, no sirven si no hemos superado los problemas psicológicos, y nuestra persona está poseída por un conjunto de personajes mentirosos. Veo a diario que esta contradicción es inherente a organizaciones, países, religiones y personas. Si no acordamos las prioridades y las complementaciones entre lo físico y lo espiritual, nos guiará el desorden. Sólo en medio del trabajo, de los problemas familiares, sexuales, culturales, de salud, etc.; y sin rehuirlos, aprehenderemos la máxima libertad, valor, poder, orden, felicidad, amor e inteligencia. Ello equivaldrá a una entrega total a lo real y superior, que es la vida misma y se logrará, viviendo activa y lo más conscientemente el mundo exterior, que nos lleva a comprender y a hacer consciente el mundo interno. Si así no ocurriera, todo quedaría postergado, idealizado e inmovilizado en lo interno, lo cual generaría tensiones, enfermedad y desgracia individual y colectiva. Ello sería retrasarse, resistirse, negarse y subvertir la realidad de la vida, substituyéndola por un miedo cobarde, a/responder a sus desafíos  tal cual se dan.
Es necesario que incluya técnicas y programas de ennoblecimiento del trabajo, que si bien requerirán inversiones en dinero, será altamente retributivo en beneficios económicos, como quizás no haya propuesta económica capaz de superar. Es la inversión en capital humano, que servirá para potenciar y cualificar al trabajador, ya no sólo como tal, sino como al “agente detonador de una gran explosión": el trabajo humano. Es el trabajo humano el que construirá un mundo cada día mejor. La situación económica del mundo actual, no se resuelve con ideologías extremistas. Se necesita un pragmatismo serio y objetivo de los hechos, para dar origen a un cambio inteligente. La unión y la colaboración son la percepción de la verdad y no meras opiniones, explicaciones o idealismos. Para producir una auténtica revolución económica, psicológica y cultural, la acción no puede seguir siendo el desdoblamiento de pasiones, tradiciones o reacciones inconsistentes y mentirosas.



HISTORIA Y PSICOLOGIA DE LA MENTIRA EN EL TRABAJO

        El actual momento histórico es muy propicio para un gran cambio social, cultural, económico psicológico y espiritual del trabajo y la educación. Los viejos valores se derrumban y un mundo de necesidades patéticas se revela. El trabajo se suele vincular al esfuerzo, al sacrificio, al deber, al sometimiento, al castigo, etc. Pero reparemos aquí, que es también todo aquello que significa manifestación de energía psicológica, artística y la expresión de la vida misma. Es trabajo procrear, respirar, amar, educar, odiar, relacionarse, hacer deportes, probar suerte en la ruleta rusa o en la del casino, orar, desear, comer, etc., como así también labrar la tierra, fabricar ladrillos, cocinar, hombrear bolsas, barrer las calles, calcular resistencias mecánicas, y matar en la guerra, entre otras cosas. ¿Cuáles son las razones para que se haga una división tan tajante entre un tipo de energía y otra? ¿Estas divisiones. Se hacen por factores psicológicos, culturales, morales, genéticos, físicos o espirituales? ¿O acaso por una combinación de ellos...?. Es absolutamente cierto que son las referencias culturales, las que, (tras generaciones), promueven y promovieron factores genéticos traídos de una raigambre psicológico presente y pasada. Son factores que imponen condicionamientos a través de miles, o millones de años de situaciones que, fijadas una y mil veces en la memoria y en los genes, nos indican irracionalmente qué hacer. Si a ello le sumamos la educación y la cultura presentes, tendremos como conclusión que: todo aquel que no viva de un modo autónomamente inteligente y consciente, será una marioneta del pasado, del presente y del futuro, /víctima de múltiples sufrimientos y que nada de ello es congruente respecto a la verdad presente y real. Por lo tanto todo es mentira. ¿Será posible evitar este modo de vivir y trabajar? Ello sólo será posible mediante el desarrollo y aplicación de una Tecnología humanística en el trabajo, la educación, la  cultura y la familia y que serán temas que desarrollará el BT.
       El trabajo es una de las actividades indispensables para la subsistencia y el principal medio de satisfacción de toda necesidad. Desde los tiempos primitivos, el hombre, aún sin darse cuenta de que estaba trabajando, lo hacía al obtener los alimentos y procurar su defensa y la de los suyos. Posteriormente y debido a la tendencia de robar mujeres de otras tribus, se produjeron las primeras guerras, como expresión de trabajo, voluntario o impuesto. Con el desarrollo incipiente de la ganadería, la agricultura y la minería, así como de las primeras manifestaciones artísticas, artesanales y místicas, se originaron asentamientos humanos más estables y numerosos, donde el trabajo en sí, no fue tomado como una apreciación digna. Era considerado como una forma de castigo y con desprecio de su valor e importancia. Con la toma de prisioneros, los vencedores descubrieron que no era conveniente comerlos a todos. Fue así como se atribuyó a un "alma compasiva" el dejar a algunos con vida y a un "alma más práctica", el darse cuenta de que aquellas presas, vivas, podrían resultar más utilitarias y hábiles que las propias bestias de carga. Así surgieron los primeros esclavos. Luego, las distintas culturas, dieron legislaciones que sancionaban las faltas a través de castigos, el principal de los cuales era el trabajo en las cárceles. Fue así el trabajo generando una conciencia de relaciones entre dominados y dominantes. Aún en ls escala social y familiar, eran castigados los enfermos, débiles, mujeres y niños, corno algo para nada mal visto, social y culturalmente. El trabajo no tenía nada que ver con la “dignidad”, "la nobleza" de aquellos tiempos. Para mantener el mejor "status", era necesario ser "sometedor", fuerte y astuto, a la vez que deshumanizado. Así se formaron familias y reinos. De a poco lúe surgiendo la hoy llamada división del trabajo, por cuanto se observó que resultaba más conveniente. De esta suerte, aparecieron los distintos gremios y empresas. Esta división del trabajo, junto con la tecnología, las ciencias, la geografía y la historia, crearon las ventajas comparativas entre comunidades, reinos, señoríos, países, y naciones. Todo esto creó la necesidad de un medio de cambio entre la diversidad de bienes producidos, originándose la moneda.
       El trabajo se ha visto beneficiado indirectamente a través de la mayor productividad que los sistemas técnicos originaban. Pero las fuerzas de la astucia de aquel primitivismo no han sido superadas totalmente hoy, y se hacen presentes en relación directa al atraso y la involución humanística. Hay como una falta de reconocimiento a los valores del trabajo. Por ejemplo: los trabajadores de bienes reales no pasan del 25% (promedio mundial entre países pobres). Gran parte de ellos debe sostener su existencia con recursos exiguos, algunas veces peores que en el primitivismo, cuando "el amo" los consideraba como parte de su patrimonio y aseguraba su salud, vivienda, vestido y alimento. ¿Seguiremos permitiendo que el trabajo, sea el peor negocio, mal visto, menoscabado y hasta despreciado? De cualquier forma que esto se declame, es negativo. Sólo crea desazón, reniego Social, división, y promueve la vagancia, el delito y la debilidad. Estas declamaciones, sí no van acompañadas de soluciones concretas, no sirven. Es necesario anteponer los medios, la fuerza o la decisión para contrarrestar esta realidad. Si ello no se hace, es negativa toda la apología doctrinaria de algunas ideologías. Toda esta temática, pasa también por el grado de eficiencia de la economía en general. Es decir, que un país desarrollado y en constante crecimiento, tiene más oportunidades laborales. Y un país subdesarrollado tiene muy pocas, o n lo sumo, tiene atenuantes de la miseria. Y cuánto más pobre, más sale al atajo, no de sus causas sino de sus consecuencias, con planes de asistencia social y profesionales de la medicina, de la seguridad y de las ciencias sociales, para tratar de contener la delicuencia y las enfermedades que provocan dichas situaciones. Se cura a los agredidos y no so tiene el valor, la destreza y la inteligencia para descubrir el origen de los problemas y asumir las soluciones. Las agresiones y las causas tienen mucho que ver con la falla de tecnología y tic una psicología que nos muestre las mentiras. Los gobiernos de países pobres, gastan dinero formando y manteniendo profesionales de la asistencia, la medicina y la seguridad. Éste es el mejor medio de convertir a esos profesionales en idiotas útiles. Pues, sin tener un profundo sentido de su acción y destino, siempre estarán en el mismo error y sólo serán los que canalicen las mentiras de los que mandan. Se promueven así opiniones y versiones que no atinan tampoco al acierto de resolver la problemática de base. Estas opiniones también son negativas, por cuanto hacen recaer las culpas en trabajadores y sectores empobrecidos y critican sus comportamientos culturales negativos sin tener en cuenta que, precisamente esa cultura y no otra (salvo la de los que nacen superhombres por natura), es la que se obtiene cuando falta trabajo y no se satisfacen las necesidades mínimas que dan paso al desarrollo individual. Es posible redimir las condiciones de esos sectores para que se incorporen a la economía y a la cultura, porque hoy las tecnologías hacen posible que toda la población que desee trabajar, trabaje y las promueva. Un país no es ni más ni menos que la suma de las condiciones, económicas y psicológicas, de sus individuos. La sociedad humana y todo et ámbito de manifestaciones en el mundo externo ¿es un organismo indisoluble y en constante interdependencia? ¿No es eso acorde con las principales posiciones científicas, tecnológicas, humanísticas y aún místicas? Pero, hay posiciones que son estrictamente psicológicas y enmarcadas en un enamoramiento excesivo de uno mismo, con desconocimiento de los demás. Esto trac tras de sí, el miedo, la inseguridad y la falta de claridad. Un manejo enfermo de estas posturas psicológicas, nos afecta seriamente, porque es el resultado de nuestras mentiras. Es una ley natural, que el trabajo es un medio de desarrollar todas las capacidades dinámicas que nos relacionan con un amor indisoluble, único y que se encuentra en cada uno de nosotros y en todas partes. Cuando trabajamos sólo con el propósito de generar una confrontación deportiva, vemos como es posible desarrollar una intensa actividad totalizadora e inteligente sólo por el placer de hacerlo. Si bien esto, fisiológicamente es trabajo, no se vive psicológicamente como tal, sino como una expresión de desarrollo personal, placentero y divertido. Todo ello permite obtener un desarrollo físico, intelectual, espiritual, que desarrolla también los órganos, las funciones, la conciencia y nos hace aprehender cada vez más el universo manifiesto. Así, agudizando las potencias, nos integramos a él sin angustias ni miedos, todos estamos frente a la situación de mantener posiciones familiares y económicas, pero esto no implica que el trabajo sea sólo un juego de pérdidas y ganancias, sino también el gusto de expresar el servicio de devolver al mundo exterior, con trabaje), lo que el mundo nos da. Si esto se ejercita y se vive con amor, el trabajo se expresa como una motivación ética superior, aún cuando se haga tedioso, subió o pesado. Esa condición interior ética, se propicia adecuando las instrumentaciones del medio laboral. No con servilismo y obsecuencia, puesto que para formar parte de un todo socialmente equilibrado, es necesaria una interdependencia a la que se debe ser leal, no "a expensas de" o "en contra de", sino en su conjunto. Hay mentalidades estrechas que conciben una autonomía individual ilusa, y no perciben esa interacción necesaria. Se mienten que trabajan por ellos mismos, pero siempre e inevitablemente, usan a los demás, porque no advierten sus propias mentiras. Siempre que el trabajo presta una utilidad a los demás, es un servicio y este trabajo puede ser impuesto por las circunstancias o puede ser activo y consciente, es decir, con sentido de colaboración e integración. No importa entonces si beneficia a las empresas o al gobierno, o a la sociedad. Sólo importa cómo se restituye el equilibrio externo. Esto no es un favor a los demás, sino devolverles lo que ellos aportan. Es decir, simplemente poner las cosas en su justo lugar. El ' trabajo toma así un sentido nuevo, creativo y agradable, aunque debido al condicionamiento psicológico, masificado por las mentiras, resulte desagradable, sucio, pesado, rutinario, que no vale o que no va con el status, etc. Es necesario esclarecer, con el aporte de políticas psicológicas del gobierno, la familia, la escuela, las organizaciones intermedias, las empresas, etc., para que el trabajo tome gusto, color, sentido ético y de expresión personal y cultural y nos haga cada vez más conscientes de lo real. Todo ello traerá actitudes de colaboración, una especie de resonancia que provocará las respuestas recíprocas de todos los demás. Es decir, una colaboración eficaz, más productiva y placentera que no pretende sacar ventajas y entrar en una lucha estéril con la producción, el consumo y el sentido de servicio. Lucha que sólo provoca desgaste de energía y sufrimientos. Siempre y en la medida en que hacemos una entrega inteligente hacia afuera, conseguimos una entrega de los demás hacia nosotros, entre países, compañeros de trabajo de estudio o capitales. Todo forma un organismo donde la parte siempre es sólo una función del todo. La parte sólo tiene sentido, acción, destino y vida, en la actualidad, en la diferencia, en la reciprocidad que origina la relación Todo esto es la razón de ser de la vida  misma y la de cada parte o individuo. El desarrollo de nuestra conciencia, consiste en darse cuenta de ello. Toda la vida apunta a enseñarnos lo mismo, muy especialmente^ través del trabajo. Él nos compromete a ver, no sólo la realidad propia, sino la de todos. Atender nuestras realidades psicológicas y económicas para producir el crecimiento y la expansión de nuestra conciencia espiritual, puede deparamos un cambio cultural en el trabajo. Esto, siempre y cuando dejemos de lado las mentiras que traen los personalismos, los egocentrismos y las herencias culturales que impiden ver nuestra realidad individual y externa, más allá de los esquemas reactivos y mezquinos, para que trabajemos por la sola satisfacción que implica hacer y expresar el hecho de estar vivos. También para ello fuimos provistos de inteligencia. Para darla a través de los demás y así desarrollarla.
    En su conjunto el trabajo ha edificado este mundo y no comprenderemos el mundo si no comprendemos el trabajo y las múltiples mentiras que hoy lo condicionan la vida. Todo es trabajo, incluida la naturaleza misma, y todo lo que no es naturaleza pura es trabajo del hombre. Precios, huelgas, salarios tecnología, bienestar, diversión, créditos etc., etc., todo parece estar impregnado de una sola causa fundamental: el trabajo. Aunque la economía, la política, la administración etc. sean las que aparezcan usurpando sus laureles. Sólo el trabajo puede asimilarnos a la razón, sentido y fin, de la vida. Vivimos para relacionarnos y necesitamos que el nivel de vida este acordé a las necesidades internas y externas del individuo. De esto podemos deducir que la calidad de las relaciones, depende de los factores dé la orientación productiva del trabajo y de sus fines y propósitos. Éstos deben tener componentes subjetivos como la ética, la estética y la psicología, que deberán ser partícipes de la respuesta adecuada a cada necesidad. Acción positiva que depende de la capacidad de ver y adecuar los hechos a través del trabajo.


AUTORIDAD, EDUCACION, TRABAJO Y LA PAZ

     El análisis del trabajo tiene una significación fundamental para comprender el mundo material y espiritual. No se puede seguir educando sin base, porque la educación vale más por sus implicancias en la interacción de la vida real, que por su carácter abarcativo. En esas implicancias, el trabajo es el protagonista. Cuando no se tienen las bases para comprender, apreciar y valorar el mundo real, el trabajador confunde realidades con idealismos, culturalísmo e imágenes mentirosas. Sólo el estudio del trabajo y sus mentiras psicológicas, pondrán en el tapete todos los problemas. Hay avidez por resolver esta laguna en la enseñanza, pero no hay material claro y completo. Educar para comprender y mejorar el trabajo, no puede ser una asignatura más. Debe, por el contrario, constituir el fondo y significado de todas y cada una de las asignaturas. Para ello, es necesario que el educador adquiera los conocimientos y la estrategia de aplicación, que su tema tiene en el concierto del mundo real del trabajo. La educación como ciencia social, debe aplicarse en función de las características y necesidades de la geografía de cada país y sus localidades. Así, los egresados de todos los niveles tendrán una salida laboral asegurada. Este tema ha sido descuidado en las escuelas, religiones y aún en los mismos medios laborales, trae la miseria, la fatiga, la incompetencia, los abusos, el egoísmo, la corrupción y las guerras.
     Ignoramos las razones primordiales por la que trabajamos y damos explicaciones económicas mentirosas. Peculiar, espécimen es el hombre. Él es el único de los animales del planeta que trabaja y hace trabajar a otros animales. Inventa máquinas que hacen su trabajo y utiliza sus manos para moldear objetos y crear arte. Todo, para satisfacer sus necesidades interiores y exteriores. La biología animal y vegetal nos indica que en general los que logran sobrevivir no son los mejores, sino aquellos que se doblegan y adaptan a las condiciones que la naturaleza impone. En cambio el hombre es el único que tiene necesidades no naturales, parece rebelarse a las que nos constriñe la naturaleza y lejos de adaptarse a ella, busca adaptarla a sus necesidades no naturales. Pero no obstante debe superar las imposiciones de su naturaleza sicológica para producir una civilización capaz de sobrevivir al ímpetu de su creatividad. Es decir, toda la civilización debe ser capaz de sobrevivir a su propia tecnología y ésta elche ser su punto de equilibrio pata producir una revolución interior que complemente las revoluciones exteriores. Sólo el hombre puede transformar la tierra informes para convertirlas en componentes de radar, electricidad, alimentos, edificios o automóviles, con un margen ajustado a sus funciones específicas. La incógnita del hombre en la inmensidad del cosmos, es tal, que aún si conquistara las galaxias, estaría muy lejos de su objetivo, ya que, en su afán de develar sus misterios, sólo habrá conseguido crear otros mayores. Es que el hombre, cada vez que se desarrolla en sus relaciones internas y externas, florece en necesidades y aspiraciones éticas, estéticas, psicológicas, sociales c intelectuales hasta una voluntad que, gracias al trabajo, linda en lo infinito y excelso. Hace unos siglos, las máquinas hacían sólo el 1% del trabajo físico del hombre y los animales contribuían en más. En la actualidad, las máquinas hacen el 65% de SU trabajo físico y el 50% de su trabajo intelectual. La ciencia y la tecnología han creado las condiciones para este milagro. Sin embargo, todavía es insuficiente Si hace sólo unos siglos se producía sólo el 1% de lo que hoy se produce, probablemente la producción actual sólo será el 1% de la produciremos en las próximas décadas. El hombre debe tener cada vez más segura la cobertura de su necesidad más imperiosa: el trabajo. Pero todavía no se ha logrado.

Siempre la autoridad, cuando es innecesaria (padre e hijo/educador- educando, como así también la marital, estatal y laboral), es ajena y “patea" en contra del progreso y el crecimiento general e individual. En todo caso, la autoridad (cuando es necesaria) debe ser imparcial c inequívoca y hacerse ver por sí misma. Cuando alguien realiza trabajos sin, estar capacitado, o sin tener recursos para ello, nos sorprende y a veces nos irrita. No ocurre lo mismo cuando los padres no se preparan o no se pertrechan económica, emocional, intelectual y psicológicamente. En ese caso no nos irrita que las consecuencias de su falta de preparación se traslade a sus hijos. Millones de niños son sometidos a esas consecuencias por no tener los padres la capacidad para evitarlo y cometen con ellos muchos errores por cada acierto. Aquí hay asignaturas pendientes que la educación no atiende y que parece no haber advertido en su gran significado: la capacidad de tener que formar pareja, familia, educarla y trabajar. Muchos padres surgen de la necesidad sexual o / la de formar pareja y esto los ha llevado, sin darse cuenta, a encontrarse con una familia. No hay escuelas para padres.
      Los alumnos de hoy serán los padres y trabajadores del futuro inmediato, y la rueda seguirá funcionando y eternizando el problema familiar y laboral, puesto que la educación actual no les enseña a ganarse la vida, conservarla, reproducir y crecer espiritualmente. Y cuando de niñas se trata, muchas veces hace de ellas, sólo un ornamento. Lo más útil en la vida es saber trabajar. Pero lo más importante es saber manejar las propias mentiras en las funciones psicológicas, vitales y familiares. ¿Ni siquiera una hora por semana se invierte en la escuela con este propósito, en beneficio de la futura familia? Los padres muchas veces no saben hacerlo y riñen con los prejuicios y las mentiras psicológicas y sociales al intentar formar a sus hijos como futuros padres. La enseñanza del sexo es tan tabú como el desarrollo de las energías combativas que inculcarán una mayor capacidad para trabajar. Por falta de una adecuada preparación para lo vital, se ven afectados nuestro trabajo y nuestra familia; y muchas veces por ello, los niños terminan pagándolo muy caro. La educación familiar queda a merced de las creencias mentirosas y de la alienación, que se manifiestan como explotación, celos, exclusividad, autoritarismo o pasiones y dependencia entre sus miembros. Esa mala educación se transmite al trabajo, a las empresas, al estado y a la Sociedad toda. Lo que impera es sólo la ignorancia representativa de cada tiempo. Permanece el vicio de achacar siempre todo defecto a los hijos, como los patrones lo hacen con los obreros y los políticos (subliminalmente) con los ciudadanos, sin iniciar una apertura franca y sincera hacia un cambio más cuerdo a través del análisis de las mentiras. Es como si la situación de ser los mandos responsables, les restara la inteligencia y la bondad necesarias para ver y reconocer sus propios desencuadres mentirosos, que no son otra cosa que falsa autoridad. Constantemente son dadas a publicidad situaciones poco honrosas de padres que protagonizan quiebras, defraudaciones, violaciones u oíros hechos de corrupción por el estilo. Padres, educadores, empresarios y autoridades, pero al fin padres que afirman la infalibilidad y la pseudo autoridad. La contra para todos ellos es que los chicos tienen una peculiar capacidad para captar lo auténtico. No obstante ello, es también cierto que terminan por reflejar sus faltas. Resulta difícil cambiar los hábitos negativos de los chicos cuando éstos son transmitidos por los mayores. Y si no hay una coordinación prolija entre la familia, la escuela y el trabajo, el predominio de una sola parte Se hace débil. ¿Esto concordará con la realidad cultural de la calle? Si el individuo es parte de la sociedad, la Sociedad tendrá que reflejarlo y viceversa. Pero las resistencias Sociales al cambio psicológico son pronunciadas y tenaces y hasta que no sea promovido un esclarecimiento a nivel "calle", familia, trabajo y estado, las parcialidades de la educación, entablarán conflicto con todo lo real/de cada día.
  

LA MUJER, EL TRABAJO Y LA PAZ

     La mujer en el ámbito laboral, ha permitido no sólo una mayor producción y riqueza, sino también una visión más crítica y más amplia Muchas mujeres quieren trabajar, pero menos tiempo, por causa de su maternidad, estudio, familia, etc. Encuestas varias parecen concluir que sólo una fracción, que no pasa de un cuarto de toda la población activa del mundo, puede adecuar su trabajo a sus necesidades, en especial de tiempo. El horario laboral a veces es tirano. Esta situación es muy negativa, puesto que se llega a desaprovechar él 75% de las potencias laborales femeninas de los países. Y mucha de la parte que se aprovecha es a costa de restar buena voluntad frente a las tareas, que así no resultan placenteras. Todo esto es negativo para la familia y, en especial, la mujer. Pero es más grave si se tiene en cuenta que Se sobrecarga el trabajo a unos pocos que llegan a fatigarse, mientras la mayoría de la población que quiere y puede hacerlo, se halla imposibilitada y encerrada por complicaciones y mentiras que, si se analizan a fondo, son las que imponen quienes más se perjudican: los estados y las empresas. Coordinar los tiempos laborales con los familiares y educativos, es un hecho que afecta a toda la familia. Aún hay reclamos sexistas que dividen el trabajo. La mujer que debe trabajar a jornada Completa (viajar, realizar tareas del hogar, etc.), no dispone de tiempo útil para sí, porque si contabilizamos sus obligaciones, veremos que llegan a completar hasta más de 100 horas Semanales dé trabajo. El precio del trabajo tiene una relación directa con las capacidades cualitativas y cuantitativas de cada trabajador. Es decir con su productividad y   actitud.
          Dichas capacidades nada tienen que ver con el sexo y pueden ser (muchas veces) independientes de horarios. De tal manera se evitará ver madres que odian su trabajo. Salen angustiadas antes de que cierre el colegio, la guardería, o el supermercado, o preparar la comida y conservar la habitabilidad del hogar. Cuando no, Una pobreza despiadada las aqueja y simultáneamente, se desaprovecha su aporte de trabajo pata su propio bienestar y para la mejora de la economía general. Sobrevalorar al hombre sólo por impulso cultural como sustento principal de la familia (independientemente de sus cualidades laborales), es casi un primitivismo y un sexísmo mentiroso. El ingreso promedio de las mujeres por trabajo en el mundo, representa el 65% al 75% de lo pagado a los hombres por igual producción y calidad. Aunque ellas pueden tener mucho que aprender de los hombres, éstos deben aceptar que también tienen mucho que aprender de las mujeres. Se hace muy útil a la eficacia de las empresas", la aceptación de que las mujeres aciertan allí donde los hombres no lo hacen ni lo harían. Miles de trabajos nuevos son visión exclusiva de la mujer. El sexo, la edad, la raza, el horario, las religiones, títulos, ideologías, abolengo etc., deben quedar al margen. Deshacerse de las mentiras imperantes puede dar aportes culturales y económicos importantes a la sociedad.
El manejo adecuado del trabajo supera la drogadicción, la angustia, la criminalidad y contribuye a la salud mental, además de vencer la caótica miseria de los países para hacerlos crecer. ¿Qué hacen los países pobres con semejantes gastos en seguridad y en cárceles? ¿No son pobres los países, porque sus fuerzas no llegan en fe a sus individuos? Mientras los que sostienen las grandes e inútiles pirámides de la segregación social, cultural psicológica y laboral no reparen en esto, no llegaremos en la fe. En todos hay un fondo sagrado de fe, que nuestra cultura segrega. Valores contrarios a la felicidad individual, social y económica nos separan de la fe, la unión y la conmiseración a través de las mentiras psicológicas.
¿Cómo pedir en países pobres que no ofrecen el hábitat o los sueldos que da la empresa desarrollada, cuando no disponen de sus recursos ni de los valores psicológicos de la fe, que nos provee de esa energía totalizadora, esa humildad, seguridad y confianza incondicional, que sentimos cuando algo nos importa como autentico valor superior?. ¿Disponemos de la capacidad de transmitir esa sinergia colectiva? ¿Hemos reparado en ello, o debemos esperar alguna catástrofe, peste o guerra que rompa la estratificación cultural que caracteriza nuestra pobreza psicológica? Es probable que empresas de vanguardia sean ricas porque se han formulado estas preguntas y las respondieron con hechos, rompiendo las segregaciones de las jerarquías en los comedores, los esparcimientos y los lugares de reunión, etc. Las relaciones, saludos o tratos, son los mismos entre la alta dirección y la horizontalidad y en todas las líneas de producción, son los jefes los que saben cómo formular las preguntas. Así ellas obtienen respuestas de fe, integración y productividad y moral. No pretendo hacer aquí ningún manual, pero basta decir que los modos de relación son tan válidos como la más alta tecnología, el capital económico o los altos salarios, y que solamente con estos últimos no se llega a la fe. Por pobres que seamos, no tenemos justificativos cuando no sabemos llevar fe psicológica al trabajo, la escuela o la familia y no contribuimos consecuentemente así, a mejorar esas instituciones. Es esa fe la que está asomando en las empresas del mundo crecido. Los cambios tecnológicos propician nuevos modos en las relaciones económicas, humanas y preferentemente en las laborales, que la psicología laboral llama integración, moral y productividad. Son tres factores que convergen en la desmasifteación del trabajo y de las culturas del miedo. En las empresas que valoran estos modos de relación, el empleado raso tiene el mismo trato que los jefes. Se propende a que cada uno ponga interés en su trabajo, no porque se lo ordenen, sino por propio compromiso. Esto se produce porque se ha sabido llegar a la fe y romper gran parte de. los modismos que imponen las mentiras psicológicas.
        La población de los países pobres debe comprometerse y necesita la oportunidad y el hábitat para hacerlo. Pero la miseria de estados y empresas se sigue justificando con mentiras en la miseria de los ciudadanos pobres y éstos la justifican en la desproporcionada relación de sus ingresos con los de los ciudadanos ricos. Si no queremos participar a los asalariados como accionistas u otros estímulos económicos y no sabemos emanar colaboración y fe ¿qué haremos? En los países ricos hay empresas en las que se estimula psicológica y económicamente a sus trabajadores. Ello es hacerlos parte, integrarlos, reconocerlos, orientarlos y estimularlos en la acción práctica del trabajo, que les da a los trabajadores, poderosas fuerzas emotivas y mentales, para aplicarlas en favor de la empresa. Para ello, los jefes y la empresa deben cambiar sin esperar a que sean los de abajo los que cambien primero. Quizás por todo esto es que hago tanto énfasis en las distintas propuestas que expongo, tengan como denominador común, empezar desde abajo; desde los más sumergidos. El verticalismo ya demostró que no sirve, ni para los de arriba ni para los de abajo.
       Muy lejos debe quedar el primitivo miedo de la estabilidad del empleo. El empleado pasa así a ser más leal y el trabajo más productivo. Se observa así una sensibilidad tan idéntica arriba como lo es abajo, pero que se ha iniciado con un cambio cultural de los modos de relación psicológica desde arriba, para llegar a la fe de todos. El cambio se produce desde abajo, pero para que se dé, tienen que ser los de arriba los que lo propicien. En muchos países pobres, los empresarios y políticos viven quejosamente. Todos parecen ignorar que las empresas de avanzada tienen generalmente sumo respeto por los trabajadores y no los buscan mártires ni dolientes. Las empresas que no aplican la nueva modalidad psicológica laboral, sueñan con ansiedad e ingenuas esperanzas, con inversores venidos del exterior. Pero las empresas de afuera, que sí aplican la nueva modalidad, buscan radicarse en un ámbito geográfico desarrollado; que haya infraestructura, seguridad política, menor criminalidad y que la gente viva sin sufrir las vejaciones de la pobreza. Estos y muchos más límites ahuyentan las radicaciones y cierran el circuito del subdesarrollo. Contradictoriamente, cuanto más necesita un país subdesarrollado que los países ricos participen y ayuden a explotar sus recursos, más inadecuados resultan para las buenas inversiones extranjeras. Cuanto más pobre es un país, más pobre es su consumo, menos importa su mercado interno y sus modos y medios son menoscabados. Los aportes caritativos de los países ricos no han servido. Se ha creído en un momento, que dando becas a fracciones de personal de los países pobres, ellos llevarían a sus países mejoras nuevas. Pero sólo se logró que los becados se quedaran en los países ricos, porque en ellos viven mejor. Quienes escuchando el clamor de los afectados por las guerras y la pobreza extrema, no aplican lo que pueden y saben, por poco que sea, para mitigar el dolor, son los fieles representantes de la mentira que somos como personas. Muchos países ricos, inexplicablemente, confunden ayuda con colonialismo cultural y/o político, lo que implica el cambio de unas mentiras por otras. Olvidan que cada país tiene su tiempo y su espacio. Por lo tanto, mi opinión es que cada país se redime a sí mismo, según su historia, su geografía y su espíritu de enmienda y fe en el trabajo, como  único medio valiente, cierto e infalible para crecer. Para ello, solo hace falta libertad para  trabajar. Los países ricos, no han de hacer crecer a otros que no tengan una calidad de vida  y una capacidad de redención verídica y propia. Si los nativos no buscan su propio crecimiento, cada vez serán más pobres, menos ayudados y hasta despreciados.


HOY TODO EL MUNDO ESPERA EL CAMBIO

        He intentado demostrar desde muchos derechos y reveses que siempre se pudo hacer más, siempre tuvimos las mejores oportunidades, siempre fue el momento adecuado para cambiar, puesto que ésta es una de las cosas más positivas que caracterizan al hombre. Y si analizamos la historia, nunca el hombre (ya sea de países ricos o pobres) tuvo un momento tan apreciable para cambiar como este momento histórico. Porque en este momento, confluyen nuevos modos de relación laboral, nuevas tecnologías y nuevos valores económicos. Aun cuando a nivel mundial, todo esto sea ínfimo, es válido para hacer crecer a empresas y estados. Así está demostrado en su faz real de la historia inmediata.



SINTESIS

          Nacemos y crecemos con ciertas cualidades naturales que hasta pueden degenerarse sin la ayuda de una auténtica  psicología que debemos recuperar rompiendo con todas las mentiras psicológicas en que vivimos y nos privan del amor, del vivir cuerdamente y del primer mandamiento de nuestro existir: el evolucionar psicológicamente amando con inteligencia.  Sin evolución nuestro mundo interior permanece embrionario; se degrada y debilita tras las mentiras, credos, costumbres y ritos en los que persistimos, generando cada vez mas marginalidad y sufrimiento. Para emerger hacia una revolución psicológica y económica y  extraer de raíz la marginalidad, debemos derribar las mentiras, símbolos e imágenes psicológicas mentirosas. En su génesis la psicología estudia las leyes relativas a la prevención del ¡sufrimiento y la evolución del hombre. Es también el esfuerzo personal del individuo con respecto a la comprensión de sí mismo y con respecto al resto de la sociedad para no confundir el creer con el saber ni el hacer con lo que simplemente ocurre sin nuestra debida intervención consciente. Las mentiras nos manejan con hilos que no advertimos cuando nos damos cuenta de ellas, empezamos a evolucionar desde nuestro condicionamiento inconsciente hacia la lucidez de la conciencia. Es necesario que alejemos de ser maquinarias construidas por mentiras, ilusiones y sugestiones mágicas. El descubrirlo es el único modo de empezar a conocer nuestra condición de autentico ser humano.  La verdad es una dinámica/en movimiento continuo. En cada movimiento si no estamos alertas creamos mentiras. Así es como en cualquier momento pasamos de una personalidad a otra indefinida e inconscientemente según las circunstancias los intereses o las creencias. Creemos ser una misma persona por nuestro nombre, cuerpo, edad, sexo, hábitos, inclinaciones,  pero en cada instante somos un yo diferente y cada yo condiciona a otro indefinida y no solo imaginariamente.  Cada yo pretende mentirosamente ser un yo que representa todo, pero como cambian los entornos y el supuesto todo puede ser una oposición total, hasta que otro yo "total" lo sustituye. Todas estas mentiras crean conflicto, confesión, sufrimiento y por lo tanto pobrezas. y enfermedades de toda índole y más marginalidad y sometimientos. Lo más grave de todo esto es que al oscurecerse la verdad, la libertad se limita en su pensar, hacer y sentirPerdemos así la  humildad,  creatividad y sin ella no podemos evitar la codicia. Esta a su vez impide ver la belleza que contiene la verdad inconmensurable del mor en el vivir cotidiano. Las distintas corrientes psicológicas modernas no parecen reparar en los aspectos básicos de la conciencia. Los distintos pasajes de la vida se olvidan imaginando mentiras.